MURGUERO, ESCRITOR Y POETA
Escribe Jesús González
del Centro Murga Los Cometas de Boedo
EL DIABLO Y EL COMETA
Supo el Diablo andar vagando por las nocturnas calles de cierto suburbio de cierta ciudad cuyo nombre ya no recuerdo y he aquí que, al doblar una esquina, se encontró de repente y cara a cara con un hombre.
Pudo adivinar a contraluz, el perfil imperturbable detrás de la bocanada del humo de un cigarro a medio consumir; había algo extraño en él, inquietante. Jamás en su dilatada existencia había tenido el Diablo otro contricante serio que no fuera el Innombrable de arriba así que decidió jugar un poco y, si daba, llevarse otra almita para el Infierno.
En un instante observó al tipo: levita roja, pantalón blanco, todo raso, zapatillas, aro de plumas en la oreja, galera en la mano como al descuido, -pilcha rara para estos tiempos, pensó- pero lo que mas lo intrigó fue la pícara serenidad con que éste lo miraba. No había temor ni respeto en esa mirada, parecía no importarle demasiado encontrarse en la penumbra con alguien de casi dos metros y de ojos penetrantes como puñales.
Eso enojó al Diablo, y entonces habló. -Noche negra mi amigo, ¿tiene un faso pa' convidar? Sin dejar de mirarlo, el hombre sacó dos cigarros de su galera y, encendiéndolos, le pasó uno sin decir una palabra. Este gesto, que entre mortales hubiera sido una señal de aceptación,enervó aún más el enojo de Mefisto. ¿Cómo un engendro humano tan insignificante podía tener el atrevimiento de no dirigirle la palabra cuando civilizaciones enteras habian caído bajo su poder?
Entonces miró fijamente a los ojos al hombre y decidió que no habría juego: él era Satán. Y apagando el pucho con la lengua, así se lo hizo saber. -Estás en el horno flaco. Y eso fue literal. -Si tuvieras idea de quien soy te arrastrarías ante mí pidiendo clemencia por tu alma, venderías lo mas amado por salvarte del horror eterno, implorarías al de arriba con la fe que no tenés para alargar un poco más tu miserable existencia .
Y ahí se embaló el Diablo. - Yo soy...¡SATAAAN!, dijo con tono de barítono. - ¡Soy el Amo de los infiernos!, ¡ el Señor de la Oscuridad !, ¡el Príncipe de las Tinieblas que todo lo puede, morador del Averno ardiente! .Y ahí se paró en seco, el hombre lo miraba y sonreía; el Diablo pestañeó y quedó mudo; no podía entender lo que estaba ocurriendo.
Entonces el hombre habló. - Mirá chabón, ya me hinchaste las pelotas. Te creo; ya sé que sos Satán o como te llames, ahora te voy a decir quien soy yo. Soy el hijo de la Noche y el Sueño, desciendo del Caos y mis hermanos son la Discordia, el Destino, la Muerte y el Engaño y no reino sobre nada pero mi noche es luminosa, soñadora y caótica y la discordia marcha sobre rieles y en esa sola noche se cumple el destino... Engañar a la muerte. ¡Ah! Y soy un Dios. Así, con todas las letras. Y los hombres me adoran sin la necesidad ni la carga de la fe, sin temor, porque sí, porque da. ¿ Qué sabés vos, Diablo, de desenfreno por amor? ¿Que sabés de dar todo por un salto, una patada? Andá pibe, caminá, hacete de abajo y no rompás más las pelotas que estoy muerto, cinco corsos me caminé hoy.
Y el hombre calló. El Diablo no salía de su estupór, no sabía si reirse, llorar, o cagarlo a trompadas pero después de pensarlo un rato siguió su camino resignado, cabizbajo y moviendo la cabeza a ambos lados sin entender bien lo que había pasado.
A sus espaldas, la figura se recostó contra un farol y, según cuentan las malas lenguas, Momo rió bajito.
"Pacha" Terlizzi y Jesús González, backstage en el Teatro El Quijote, año 1998.
A UN COMETA
Llegás siempre despacito, como quien no quiere la cosa; bolsita bajo el brazo, pilcha gastada y la sonrisa ancha de saber que estás con gente amiga. ¿Tu lugar?, el de todos, un pedacito del Barrio, un pedacito del micro, todo económico, como tus palabras. Casi ni se te ve. Y así te vas cada noche, con el saludo bajito y amable hasta la próxima salida...
Pero algunos sabemos. Sabemos que por dentro la sangre hierve cuando el bombo explota en el primer latido y ahí si, sos vos, sos todo vos, sos enorme, hermano. En cada quiebre te sacudís ese lastre que te pone la vida cada día y tu sonrisa rebota en el piso y se convierte en carcajada, y sos rey, sos ángel y el Papa y lo que mierda quieras porque el corso es tuyo, el Carnaval es tuyo y te lo ganaste en buena ley, en las buenas y en las malas, dejando sudor y sangre (y casi las tripas) a través de los años.
Necesitaba decirte esto porque muchos no saben ni como te llamás y en realidad sé que te importa muy poco. Salud y todo mi respeto ¡Cometa!
Los Cometas de Boedo en Centro Murga Buenos Aires, año 2007. Canta Jesús González.
MEDIO SIGLO EN BOEDO
Una vida... Mil caras pasan frente a mis ojos y todas, sin excepción, me cuentan el mismo cuento: ese que habla de un principio donde todo era travesura, picardía ingenua aplastada con gomina; donde la gomera convivía con la "Pulpo" y las "Boyero" y el aire puro le ganaba por afano al humo de hoy. Ese mismo que se hizo leyenda mil veces cantada en barrios ajenos a puro pecho y corazón. Ese mismo cuento que me dice que no importa nada, que el estandarte va siempre para adelante aunque sea a contramano, que un corso sólo termina cuando cae la última gota de sudor... Hoy te veo y mil caras pasan frente a mis ojos, así, crudas, sin fantasmas, las que están y las que no, y te juro que el alma se me escapa por los poros y tengo un fierro al rojo en la gola y esa lágrima que rueda por mi ojo averiado y el Pacha y Lito y esas caras, todas una, y ¡qué mierda me importa si no hacemos la retirada! ¡ Y aguante Boedo! ¡Y miralaá! ¡Y MIRALAA! y ¡¡¡MIRALAA CARAJO!!! Una vida... Un Cometa... Fuimos, somos y seremos.
Jesús González con Los Cometas de Boedo, fotografía del año 1999.
* Todas las fotografías se reproducen por gentileza de Jesús y Sacha González.
* Más sobre Jesús González y su poética en ¡Soy Cometa! y Disco Carnaval Porteño
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