miércoles, 27 de octubre de 2010

"Suardi, los feriados y los pensamientos únicos"
Por Ramiro de Los Guardianes de Mugica


Probablemente no debería estar escribiendo esto, que es un pequeño paréntesis entre situaciones feas, personales y también de la murga que soy parte, con problemas feos en el barrio que afectan a la murga, y otros que nos duelen. Pero seguramente tiene que ver con esto, con la alegría que muchas veces buscamos en un carnaval como paréntesis para muchos entre momentos jodidos.

En estos días la comunidad murguera y carnavalera en general estamos con dos temas simbólicamente muy fuertes. Por un lado, se acerca el 11° Encuentro Nacional de Murgas, “la revancha” como le pusieron los Sincaretas, seguramente inspirados en la tormenta que sufrimos el año pasado, que arrasó el camping y nos dejó pasados por agua (y con un flor de cagazo, vale aclarar), evento muy importante para muchos murgueros de todo el país, y bautizado por muchos como "el" evento. Más allá de los debates, particularmente me parece un hermoso encuentro y lamento que no voy a poder ir este año, a diferencia de los últimos cuatro. Va a ser raro no estar.

Por otro lado, fue presentado un Proyecto de Ley de Ordenamiento de Feriados, el cual lleva a quince los feriados anuales y reinstala los feriados de carnaval por lo que tanto venimos luchando muchos murgueros. El proyecto de ley, no es un proyecto de carnavales pero sí contiene la restitución de los feriados y la derogación de la ley 21329/76, que es la ley que la Junta Militar nos impuso en junio de 1976 y con la que nos quitó los feriados y, peor aún, reprimió persiguió y censuró nuestros festejos, llegando a casi borrarlos de la memoria colectiva. Esa ley, además de quitarnos los feriados, quitó la identificación colectiva que nuestro país tenia con los carnavales. Lo que era de todos, lo que todos celebraban, se convirtió en marginal, fue silenciado y casi eliminado.

Suardi y el movimiento nacional

Si bien existen otros encuentros, algunos muy interesantes (particularmente me ha marcado la Marcha Carnavalera de La Plata, donde por primera vez asistí a este tipo de encuentros hace varios años ya, pero existen otros espacios, como el encuentro en Fyske Menuco, Saladillo, el “Correla” en Mar del Plata, Otamendi y otros) es Suardi el Encuentro Nacional de mayor trascendencia, si bien ya he aclarado que no es el único ni mucho menos “lo único” que pasa durante el año murguero: más de diez años de continuidad e historia del encuentro, cifras de cuatro dígitos en cantidad de visitantes en los últimos años y la trascendencia que tiene; se ve en numerosos eventos en Buenos Aires donde se habla y hasta se le canta a Suardi.

En ese contexto muchos murgueros visitamos Suardi, nos encontramos con nuestros pares de Córdoba, Rosario, Mendoza, etcétera, disfrutamos de la calidad artística de Falta un Tono, ese murgón jujeño que muchos sólo podemos ver en Suardi, o reírnos con el ingenio de los espectáculos improvisados de Okupando Levitas, o de toda esa diversidad con la que nos encontramos cuando vamos al encuentro en Suardi. También algunos (y me incluyo) esperamos para asistir a las asambleas que se organizan en el campamento, como espacio de construcción y deliberación para avanzar con la construcción del Movimiento Nacional de Murgas.

Sin embargo, es importante tener en cuenta la diversidad que hay dentro del encuentro de Suardi. Somos muchos los que participamos de las asambleas pero también son muchos los que no y, no obstante, anhelan el encuentro y se preparan todo el año para estar presentes. Si bien es claro que hay puntos en común y que no solo los concurrentes al encuentro sino muchas personas más adherimos a esos puntos (recuperación del carnaval, de los feriados, corsos libres y gratuitos en todo el país, libertad de expresión, no a los milicos, etcétra), tampoco es correcto adueñarse de la voz de todas y todos para escribir documentos (como podría ser esto, con la diferencia de que acá firma una persona no un movimiento) y firmarlo como Movimiento Nacional, adjudicándose la voz de miles sin siquiera consultarles. Algo que muchas veces pasó en distintos espacios en Buenos Aires: pasó con la Comisión de Carnaval y el espacio excluyente que se generó, pasó con la Agrupación M.U.R.G.A.S y con el Frente murguero. Y lamentablemente puede que pase con el Movimiento Nacional (a pesar de unos cuantos que para nada deseamos eso).

Construir un Movimiento Nacional supone tener en cuenta todas las voces, todas las características, todas las situaciones, incluso lo que no hay en el encuentro pero existe (muchas murgas no pueden ir por problemas económicos, de distancia, etcétera) y que todo sea contemplando en las decisiones que se toman; no sólo para “chapear” sino para que haya carnaval en todos los barrios, desfilen todas las murgas, se oigan todas las voces y se expresen todos los barrios (al menos todos aquellos donde haya murgas o la intención de formar una).

Falta dar algunos pasos para que el Movimiento Nacional pueda llegar a tener un importante nivel de representatividad. Por un lado, falta fortalecer los espacios regionales. Por otro, desarrollar más espacios de inclusión. Un buen ejemplo puede ser el Campamento Murguero que se realizó en Moreno, y que se repetirá el año que viene (están proyectados dos Campamentos: uno, para Semana Santa y otro para la segunda mitad del año), pero no es el único. No dejar de pensar en el barrio, pero tampoco en el de al lado, para construir todo el año en el barrio y con las murgas vecinas y no reducir las intervenciones a viajecitos y asambleas fetiche.

Nuestros feriados en el Congreso ¿conquista o engaño?

Si se aprueba la ley, particularmente no tengo dudas de que será una conquista. Si no se llega a aprobar será un engaño más, un golpe a todos nosotros, una falsa ilusión. Pero confiemos en que se va a aprobar. ¿Y después?

La ley no tiene nada criticable, nada negativo, porque simplemente reordena los feriados y deroga, entre otras, la ley de los milicos. Lo criticable sería lo que no dice, lo que falta, lo que no sabemos. Lo del turismo no me parece un tema grave, en la medida que no afecte negativamente lo que nos falta construir. Es obvio que cualquier legislación sobre los feriados (cualquiera de ellos, no sólo nuestros feriados de carnaval) va a estar impregnada de esta miserable concepción capitalista. Que el 17 de agosto se pase a lunes para “aprovechar el finde” debería ofender a los sanmartinianos, tanto como la explotación turística en Semana Santa a todo cristiano. Si Clarín habla del turismo o se esgrime ese argumento es porque buscan otros fundamentos para que esto - que para nosotros es una conquista - se apruebe. Si bien ese no tiene que ser nuestro principal argumento, ya que para mí lo es recuperar nuestra fiesta popular y el derecho a la libre expresión como fue siempre el carnaval… ¿Quién no ha argumentado para defender a su corso o la existencia de su murga como el corso ayuda a la economía del barrio?

Sin embargo, pese a que no me preocupa el carácter “turístico” si me preocupan otras cosas, vinculadas al futuro. Como por ejemplo que se descalifique a quien críticamente plantea el problema del turismo como el gran problema, con un simple “vos no sabés nada” o “te falta aprender” pero sin fundamentar nada, sin debate. Si un compañero cuestiona, aunque no me parezca importante o acertado ese cuestionamiento, bienvenido sea. Bienvenido el debate si buscamos en él, avanzar a un carnaval para todos, popular, masivo y libre. Como si estuviéramos obligados a un festejo enceguecido de una conquista que todas y todos deseamos, que está por llegar, pero que todavía falta un paso para concretar.

En todo caso, la preocupación por un supuesto “feriado turístico” lo que debería generar es una motivación para construir lo que falta, para llenar de contenidos estos feriados que están por llegar. Si no, caemos en los mismos reduccionismos que hicieron de la Comisión de Carnaval un espacio discriminatorio e injusto y que un par de años después, hicieron que más de uno “pise el palito” con el feriado trucho de Capital Federal, ese asueto para empleados públicos impulsado por legisladores en ese entonces macristas (sí, el mismo que hoy recorta presupuesto y caga a medio mundo). Por suerte siguen los debates y no se quedan en un “vos no sabés”. Pero ¡guarda! que ese “vos nos sabés” está hace tiempo entre nosotros y, encima, muchas veces para silenciar reclamos (que al menos yo considero) legítimos.

Por la alegría, el carnaval y contra los pensamientos únicos
El carnaval tiene una historia, mucho mayor que la de nuestro país. En sus siglos de historia, siempre estuvo la alegría y la parodia crítica. Las fiestas folclóricas del carnaval siempre tuvieron matices subversivos, críticos y paródicos de los sistemas establecidos. Tanto presidentes, como monarcas (cuando todavía los estados no eran gobernados por presidentes) han sido parodiados y criticados durante los carnavales, el mayor espacio de expresión que los sectores populares tuvieron durante siglos. El culto cómico del carnaval convertía a las divinidades en objetos de burla y blasfemia. Esto explica también la rica historia de prohibiciones que tiene nuestro carnaval, y cuya culminación (hasta estos días) fue la ley decretada por la junta militar en 1976.

Hoy puede haber muchas formas de expresión, distintas formas de festejar nuestros carnavales, y la recuperación de los feriados va a ser un avance. Pero ese avance no puede quedarse en el simple hecho de tener dos feriados, ni tampoco en la negativa a opiniones diversas. Si queremos un espacio amplio, tenemos que poder incluir a todos, y no quedarnos con la “militancia de palabras”: que un documento diga que somos revolucionarios no aporta nada, que se quiera sacar al encuentro de Suardi aunque no sea eso lo que quieren sus anfitriones tampoco, que muchos se digan populares, pero miran para otro lado ante las desigualdades, o cuando se excluye a murgas de determinados espacios tampoco.

El ingreso o no a la Casa Rosada podrá ser un evento histórico para algunos. Para mí, no. El evento histórico va a ser cuando en febrero haya un lunes y martes que en lugar de estar laburando estemos festejando el carnaval, criticando a las autoridades en lugar de sacarnos fotos con algunos (más allá de la afinidad política que se pueda tener con determinada gestión). Festejando entre iguales, como fue, es y será, en la esencia del carnaval. Me guardo una parte de los festejos para cuando se apruebe la ley; la parte más importante me la guardo para febrero, seguramente con gran parte de los problemas que tenemos en la 31 solucionados y festejando una vez mas nuestro carnaval, pero esta vez con feriados. Diviértanse en Suardi los afortunados que van, y ¡feliz carnaval para todos! Y hablando de libre expresión… ¡¡¡¡justicia por Adams Ledesma!!! (Qué la alegría no nos haga olvidar.)

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