TATO SERRANO: primer formador de bailarines de murga de La Plata
Fotografía tomada de http://www.murgalosquitapenas.com.ar/
Por Graciela Serra
Le voy a deber siempre este favor: a principios de 1992 lo llamé desde un cargo de funcionaria, la Dirección de la Comedia Municipal de mi ciudad. Mi desesperación traía una enorme antigüedad: quería salir un corso a la calle, estaba prohibido, me andaba buscando a mí misma lugar de mujer, mujeres, 1978.
Coco Romero era siempre la mandinga que unía remotos personajes al otro que salía o entraba de las oficinas y de las trampas del lenguaje teatral.
Yo te ví bailar primero en "Los Quitapenas" y ahí empezó todo: usabas levita tuya, sonrisa enorme, boca grande, los inmensos ojos negros y aquellos saltos de baile que organizaban los instrumentos musicales detrás en tu alrededor. Sólo y siempre tocaban para vos.
En aquellos momentos de 1992, Tatín Serrano entró a La Plata como ciudadano porteño y dijo: "Mirá, abandoné el taxi; hoy no trabajo, soy tachero" y soltó una larguísima carcajada.
-No me digas que no fuiste a trabajar por darme bola a mí...
-Negra, sí, estoy trabajando, ¿ves?, es otra historia, vamos sumando, sumando; contame qué querés de mí y sigo dejando el taxi dos o tres días de la semana...
Muchísimas más carcajadas. Atónita, entrecortada, desplomada por tanta certeza. "Vení. Vamos a la Dirección de Cultura. Estoy haciendo mi murga. Debe existir acá la primera murga dirigida por una mujer, o cantada, y también quizás, actuada. Se llama "ABRAN CANCHA" y sus colores son violeta, universal del movimiento de la mujer, y blanco".
"Tá perfecto", contestó. Solamente comprás estas telas, te pintás la cara y yo te organizo el corso. Más risas.
Tres o cuatro días más tarde de aquel primer encuentro vino a decirme: "¡Te asustás de que yo abandono el taxi! Se agregó Teté Aguirre desde el bombo y se viene, dejando a los enfermos del Hospital Santojanni. Es el camillero. Largó las camillas dos veces por semana; es ordenado el tipo".
Las carcajadas de Tato me ahorcan hoy. He recorrido un extenso camino siempre acompañada por el varón, aquel que marca lo establecido en lo patriarcal y desde ahí ahondar de nuevo en la marca de género mujer, quién soy, quién habré sido, quién deseo ser.
FUEGO SONORO es una clase de danza con SERRANO. Ha nacido con el don de la pedagogía, es demasiado audaz generar la renovación educativa por la organización de una calle pero es cada día mejor así. No habrá jamás otra.
Hay una forma extrema de atención concentrada cuando él trabaja y es fijamente mirarlo a los ojos: saca toda la música en la mirada y al comprobar la exactitud en su tema, danza. Perfecto. ¿Quién se atrevería a subirlo a la escena una noche de pasión pegado a los ritmos de Maximiliano Guerra?
Esta noche yo, mañana el Odin Teatret. Se ha comprendido que existe una similitud entre dos valientes que cada vez que bailan, siempre lo hacen para Dios.
Al hacer dos pasos de marcha, TATO SERRANO une una cantidad tan enorme de décadas soleadas porteñas que ahorca de nuevo una soledad para comprobar que detrás existe una más, y mucho peor de sola. ANÍBAL FORD, en su libro "NAVEGACIONES, Comunicación, Cultura y Crisis" narra así una historia de Rodolfo Walsh.
"...En 1973, una alumna le preguntó:-Dígame Walsh...¿qué ideales lo llevaron a escribir Operación Masacre?
Y él respondió sonriente pero con esa mirada penetrante, casi de acero:
-¿Ideales? Yo quería ser famoso... Ganar el Pulitzer... Tener dinero...
Por eso pienso, no sé, que vale tener presente que ese hombre que puso la vida, el cuerpo, todo, en la construcción de una Argentina imposible, pero real, era también el reo de "Corso". Ese que le puso la pluma en el garguero al hindú que venía por el desfile de carnaval hablando "idioma" y largando llamaradas por la boca. Es fulero atragantarse con fuego.
Walsh:esas ganas de hacer justicia,de transformar .Esas ganas de pelear y de joder, de arrancar máscaras". (Pág.190)
Aquellas mañanas laborables desde una simplísima comedia municipal, largábamos esa pose asquerosa de directivo-funcionario y salíamos a los bajos todos juntos a meter carnaval y circo criollo a todas las escuelas con comedor del conurbano platense. Lloraban algunos maestros siempre, no dejaban de gritar todos los niños, entraban a bailar tango y después de grandes, entraron a danzar corsos. El hambre estaba organizado por todos lados y en la hora de los comedores, caíamos arriba de la camioneta municipal.
Estaré siempre segura de que todos esos maestros jamás nos olvidarán. Qué lindo tener suerte en el Payaso Nacional.
¿Nadie más tiene ya estos enormes ejemplares del mejor educador nacional en Medios de Comunicación, Aníbal Ford?¿Por qué?
Qué hacés / me conocés / sacate el antifaz / alegre mascarita / que me miras al pasar...
Dije arriba que siempre te voy a deber un favor TATO SERRANO: es difícil de presentar. Casi imposible. Crecer duele demasiado. Siempre serás mucho mejor que la inmensa mayoría.
Graciela Serra
La Plata
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