jueves, 3 de junio de 2010

Dale Murga, el foro murguero, es en cierta medida heredero, legatario, de otras constelaciones, otros intentos articulatorios a partir de esta increible herramienta de comunicación que es la internet y que lo han precedido y le han servido de espejo, de punto de comparación, de enseñanza. Entre ellos están, claro que sí, esos míticos encuentros de chat en salas "prestadas" allá en el quiebre del siglo (¡del milenio!) cuando el carnaval porteño ya daba señales claras de revitalización, impulsadas por Hugo Tío Loco Endiablado, miembro de una genealogía murguera familiar  y colectiva muy particular, de esas que aquí atesoramos y compartimos porque sólo puede hacerse historia "desde abajo", vinculando y revinculando el pasado con el presente de manera continua.

Tío Loco Endiablado 




Escribe Hugo Tío Loco Endiablado:“ Siento por momento que en un sentido este foro es continuador de un intento tibio que impulsé yo allá por los años 97 y 98,  de tener una vía informática usando de colados alguna sala de chat de alguna empresa, coordinando horarios para vernos y comentar la experiencia del carnaval porteño de 1997 o debatiendo sobre la vigencia de la Agrupación y así creamos una muy pequeña comunidad virtual que hoy vive en Dale Murga con una solidez espectacular.
Tal vez queden pocos testigos que recuerden aquellos intentos compartidos pero entre ellos destaco al Pety de Los Desconocidos de Siempre, Gastoncito de Endiablados, Martín di Nápoli y muchos otros con quienes esa comunicacióncibernética ayudo a soldar una amistad. Quise traer un pedacito desconocido de una historia que se podria llamar "la murga y el internet".

En este recitado inédito de mi cuño cuento mi origen en relación con el carnaval porteño. Proviene de mi abuelo nacido en 1888, quien vivía en Mercedes y llevó imágenes del carnaval a todo el país en sus recorridas con el circo teatro popular de los Hermanos Podestá. Con sus hijas (mi mama y mis tías) cosían las ropas para centenares de paisanos que iban al corso del pueblo a disfrutar al son del bombo y el platillo. Va con cadencia de milonga. Los dominós era batones que todos se ponían para esconder su identidad y evitar ser reconocidos por las vestimentas escasas y pobres. Se vendían a $2. 


Lamparitas de colores

Para un corso callejero

Allá en el año cuarenta

De mi abuelo el costurero



Los quías con antifaces

Y empilchados dominó

Esa túnica a lunares

Que el abuelo fabricó.



Las pebetas pavoneaban

En el corso pa’ escuhar

Ese piropo amoroso

Que la hiciera sonrojar



Luego en los sesenta y pico,

Veinte abriles ya pasaron

A este nieto de ese abuelo

Para el corso lo llevaron



Disfrazado de linyera

En concurso desfiló

Y sobre las niñas pitucas

Fue el que más deslumbró



Ya cerca de los ochenta

El silencio apareció

Con palos y mishiadura

Y el carnaval resistió



Entrados al nuevo siglo

Hoy traemos la alegría

Venimos de Villa Ortúzar

Somos pueblo en rebeldía



No nos asusta el imperio

Ni sombras que se menean

Endiablada es la esperanza

Somos la pasión murguera.



Y para aquietar las penas

Sin errar como un mamado

Hoy se planta aquí un murgón

Cuyo nombre es ENDIABLADOS.

Esta serie de fotografías representa a cuatro generaciones de murgueros en línea directa de mi familia, la de Hugo Tío Loco. La bisabuela, el hijo – el abuelo, o sea yo – , los nietos – que son mis cuatro hijos – y los bisnietos.




La mujer mayor en esta fotografía es la primera generación; hoy tiene ochenta y cuatro años, es mi madre, y es quien en los años cuarenta, con su padre y hermanas, en una calle comercial de Mercedes, Provincia de Buenos Aires, cosían durante los carnavales día y noche sin parar los dominós para vender a $1 cada uno a todos los que concurrían al corso. Así, tanto peones de estancia como hijos de los hacendados, se unificaban en la imagen debajo de dicha túnica, abotonada, tipo batón largo de hombro a pies de tela blanca a lunares negros grandes. Luego con un antifaz se lanzaban a gozar del carnaval escondiendo su identidad y así promoviendo una conexión muy divertida mientras jugaban a piropearse, se sacaban a bailar y repartían flores entre todos en corsos muy masivos mientras desfilaban las murgas y comparsas.
 
 
 
   
Esta es una vista del desfile aniversario de la murga Endiablados con un primer plano de Natalia, mi nuera, aquí de civil, quien fue una de sus fundadoras y primera bombista en sus inicios.



Aquí estoy yo con la bandera al lado de la diabla, que ha sido la cabezuda que me identificó por años, ya que mi principal tarea en la murga era sostenerla y hacerla bailar a pesar de su peso enorme durante las presentaciones.




Aquí está Sebastián, mi hijo, que llevó la murga al Raval de Barcelona, donde vive actualmente, junto a otros murgueros argentinos. Fue también fundador de Endiablados, letrista y está en la foto con mi nieto Felipe.
 



Formando para el desfile de la murga, se ve en primer plano a mi hija Solange y mis nietos , Azul, hija de Valeria, que ahora vive en San Marcos Sierra, y Felipe (mi nieto, hijo de Natalia y Ariel) atento a las instrucciones de Solange.



                 Aquí está Valeria en su puesto de la feria de artesanías de San Marcos Sierra, donde vive.
 


Este soy yo brindando en el cumpleaños de 15 de mi hija Solange que ingresó a la murga con cuatro años de edad. Brindan con nosotros mi compañera Mirta, que integró Endiablados hasta que los meñiscos dijeron basta; los hermanos que están presentes en la Argentina en octubre 2009: Valeria, mi hija de treinta y tres años y Ariel, mi otro hijo varón, de treinta y cinco, ambos también fundadores de Endiablados con Nati , su esposa."

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