lunes, 30 de enero de 2012

Combatir desde la alegría
De los curas tercermundistas 
a las murgas de los 90´





Por Marcos Griffa











Buenos Aires, 1999.
“Una lucha sin alegría es una lucha perdida”, cantan los murgueros y murgueras de la Villa 31. El 9 de octubre de 1999 los restos del padre Mugica fueron trasladados desde el cementerio de la Recoleta a la capilla Cristo Obrero, de la Villa 31. Fue allí donde un grupo de jóvenes del barrio, contagiados por el ritmo de la murga Los Crotos de Constitución, decidieron custodiar al curita villero con tambores y banderas. Nacían Los Guardianes de Mugica y el 11 de mayo de 2000, en la misma capilla Cristo Obrero, harían su primera presentación en público. Ese día se cumplía el 26º aniversario del asesinato de Carlos Mujica, a manos de la Triple A.


Mendoza, 2008.
Miles de personas llegan al barrio La Gloria para despedir los restos de Jorge Contreras. "El padre Contreras siempre estaba detrás de todo”, dice Carina, murguera de los Gloriosos Intocables, la murga que este cura tercermundista ayudó a crear en pleno corazón del populoso barrio mendocino. “El ayudaba, daba las condiciones para que las cosas sucedieran. Él aparecía, apoyaba, tenía la virtud de no hacer las cosas sino de favorecer que salieran, en la murga, en la radio comunitaria, siempre estuvo presente". Y allí estaban Los Gloriosos despidiendo a su querido sacerdote, con sus bombos y bailes, con sus flores y tonadas.


Santa Fe, 2003.
“Quisiera poder cantar la zamba del hombre renacido”, canta Osvaldo Catena. Perseguido y amenazado de muerte por la Triple A, el cura Osvaldo, abandonaba el barrio Villa del Parque. Dos décadas más tarde, en el corazón del mismo barrio, una murga recoge la música del “curita cantor”. Es la murga Cristo Obrero, quienes en las inundaciones del 2003 cargaron sus bombos para alegrar y organizar las barriadas luego del desastre. Como aquel sacerdote que había llegado al barrio como director de la escuela en 1956, aquel que vivió allí con su música a cuestas, con su coro Cristo Obrero, sus mates y bandoneón.


Rosario, 2009.
El 19 de diciembre de 2001, la policía asesina a Pocho Lepratti, un ex seminarista que desde el 93´ se había instalado en una humilde vivienda en Ludueña para estar junto a los jóvenes del barrio. Allí trabajó codo a codo con el padre Edgardo Montaldo, un cura salesiano que había llegado al barrio en 1968. Fines del año 2000, los jóvenes de La Vagancia, grupo promovido por Pocho, inician la experiencia de la murga Los Trapos. Desde el 2002 los niños y jóvenes de la murga, junto a los vecinos de Ludueña, llevan adelante el cumple-carnaval de Pocho. Desde allí cantan, denuncian, se encuentran para resistir desde la alegría. “Aquí hay muchos Pochos”, dice hoy Edgardo con sus 80 años a cuestas y prepara una vez más el mate para contarnos las historias de lucha del barrio, para decirnos, una y otra vez, que “lo único que hicimos fue estar con la gente, escucharlos y caminar junto a ellos”.


Son cuatro historias, de murgas y sacerdotes comprometidos, donde los bombos, las banderas, el baile y la alegría de los murgueros retoman el legado y las aspiraciones de hombres que lucharon por un mundo más digno, más justo. Las historias transcurren en barrios humildes de nuestra “Argentina profunda” y tienen muchos puntos de encuentros unas y otras.







Los Guardianes y Mugica


Carlos Mugica nació en Buenos Aires el 7 de octubre de 1930, en el seno de una familia burguesa. Ingresó al seminario en marzo de 1952, a los 21 años, ordenándose sacerdote en 1959. En el Barrio Comunicaciones de la Villa 31 de Retiro levantó la parroquia Cristo Obrero, en la que ejerció su compromiso hasta el día de su asesinato. “Debo actuar desde el pueblo y con el pueblo: vivir el compromiso a fondo, conocer las tristezas, las inquietudes, las alegrías de mi gente a fondo, sentirlas en carne propia”, decía.1
En 1967, Pablo VI en su encíclica “El Progreso de los Pueblos” denuncia de manera comprometida las injusticias del capitalismo y su “violencia institucionalizada” hacia los países pobres del llamado Tercer Mundo. Consecuentes con la letra y el espíritu de esta encíclica que finaliza con un llamado para que “respondáis a nuestro grito de angustia en el nombre del Señor”,2 18 obispos liderados por Monseñor Helder Camara, arzobispo de Olinda y Recife (Brasil) se expresan a través de un documento conocido con el nombre de “Manifiesto de los 18 Obispos”3. En una carta enviada a Helder Camara el 31 de diciembre de 1967 algunos sacerdotes argentinos adhieren al Manifiesto considerando que el mismo “dará valor a todos los que sufren y luchan por la justicia, condición indispensable de la paz”.4 Esta adhesión se constituirá en el hito fundacional del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM) en Argentina. Mugica se encontraba en Europa y desde allí adhirió inmediatamente al documento y a este movimiento. En junio de 1968, ochocientos sacerdotes de América Latina se dirigen a la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM), realizada en Medellín, Colombia. Ese mismo año Mugica viajó a Madrid donde conoció a Perón y vuelve a la Argentina a un mes de clausurado el encuentro episcopal. Era un sacerdote que creía profundamente en el pueblo como “verdadero artífice de su destino”, así como lo haría Alem a fines del XIX5 o Mariátegui al referirse al “problema indígena”6: “Los pueblos son los verdaderos artífices de su destino y, aunque yo personalmente crea que el sistema menos alejado de la moral y del Evangelio es el socialismo, se me ocurre que en la Argentina tenemos que hacer nuestra revolución, nuestro socialismo, que no necesariamente debe adaptarse a modelos preestablecidos. Además, estoy seguro de que ese proceso pasa, aquí, por el peronismo.” 7
En este punto, Mugica pensaba como Martí, cuando éste proponía “no aplicar teorías ajenas, sino descubrir las propias”8 o aplicar formas de gobierno que sean capaces de adaptarse a las características locales, “acomodarse a sus elementos naturales”9: “El buen gobernante en América no es el que sabe cómo se gobierna el alemán o el francés, sino el que sabe con qué elementos está hecho su país (…) El gobierno ha de nacer del país. El espíritu del gobierno ha de ser el del país. La forma del gobierno ha de avenirse a la constitución propia del país”.10
Lo mismo que afirmaría Mariátegui unas décadas más tarde al pensar el socialismo desde la realidad peruana: “nuestro socialismo no sería pues peruano –ni siquiera socialismo- si no se solidarizase, primeramente, con las reivindicaciones indígenas”.11
Mugica relataba que en una ocasión, caminando por el pasillo de un conventillo porteño, vio una leyenda escrita en la pared que lo conmovió profundamente: "Sin Perón no hay Patria ni Dios. Abajo los cuervos". Los cuervos eran los curas. “Si históricamente hubo algún desentendimiento entre la Iglesia y el peronismo, desentendimiento que en realidad abarcó solamente a sectores de ambos lados, éste se debió, más allá de los errores fruto de actitudes personales, a incomprensión por parte de hombres de la iglesia del sentido profundamente liberador del movimiento popular. Se debió a que algunos de nosotros en lugar de analizar la realidad desde el pueblo, desde los pobres como lo manda Jesús en el evangelio, infectados por una mentalidad elitista lo veíamos todo desde una óptica oligárquica. Y claro que para la oligarquía el peronismo era el desastre, la hora de los «negros». Pero para los hoy mis queridos cabecitas el peronismo fue, es y será, si continúa fiel a sus esencias y desarrolla su entraña revolucionaria, el movimiento de redención social más formidable que ha conocido nuestra Patria”.12
En otras oportunidades señaló que el amor hacia el prójimo debe darse “no sólo a nivel de individuos sino a nivel de pueblos. Y fue a nivel de pueblo que él peronismo a través de su paso por el gobierno realizó el mandato evangélico del amor real y verdadero a los humildes”.13
La vía peronista al socialismo proclamado por algunos sacerdotes tercermundistas fue el punto de conflicto y escisión del MSTM. En un encuentro, realizado en Santa Fe, el MSTM expresaba que “en la Argentina constatamos que la experiencia peronista y la larga fidelidad de las masas al movimiento peronista constituyen un elemento clave en la incorporación de nuestro pueblo a dicho proceso revolucionario. Creemos que el reconocimiento de este hecho por parte de todas las fuerzas revolucionarias ayudará a concretar la unidad de todos los que luchan por la Liberación Nacional”.14
En sus homilías Mugica citaba al Che y a Camilo Torres. Consideraba que “la misión del sacerdote es evangelizar a los pobres e interpelar a los ricos”. La violencia institucionalizada, concepto acuñado en Medellín, era para Mugica, “la violencia del hambre, la violencia del sistema”, lo que Helder Cámara llamaba “el desorden establecido”. Las conclusiones de Medellín marcaron a muchos otros dirigentes del continente no pertenecientes al campo religioso. Como Agustín Tosco, el sindicalista cordobés, uno de los líderes del Cordobazo. Consultado por la violencia reinante en la época Tosco manifiesta que: “Mi opinión sobre la violencia es la misma que ha sido definida por la reunión del Episcopado Latinoamericano en Medellín. Latinoamérica sufre de una violencia institucionalizada que oprime al hombre, lo frustra e impide su realización al mínimo nivel de la dignidad humana. Esta violencia ha engendrado su respuesta que en muchos casos corresponde -como dice Medellín- a una legítima defensa. Esto no significa sustentar como medio político la violencia ni como objetivo humano. Nosotros sostenemos que el hombre es un ser de paz que busca su redención. Pero en definitiva los grandes responsables de la situación en crisis, de violencia, no son los que actúan en respuesta sino quienes la generan basados en un concepto discriminatorio de la sociedad en la cual deben existir círculos privilegiados y grandes masas humanas postergadas”.15 Estar junto a estas masas postergadas era, para Mugica, la gran tarea evangelizadora. Caminar junto al pueblo. "Nada ni nadie me impedirá servir a Jesucristo y a su Iglesia, luchando junto a los pobres por su Liberación”, dirá. El sábado 11 de mayo de 1974, luego de celebrar una misa en la iglesia de San Francisco Solano, Mugica fue asesinado por Rodolfo Eduardo Almirón, jefe de la lopezreguista Triple A. "¡Ahora más que nunca tenemos que estar junto al pueblo!", fueron sus últimas palabras. El entierro fue una multitudinaria manifestación de sus “villeros” que lo llevaron a hombros hasta el cementerio de La Recoleta.
Un cuarto de siglo después, el 9 de octubre de 1999, los restos de Mugica fueron trasladados a la Capilla Cristo Obrero de la Villa 31. "Ese día vi a Los Crotos de Constitución acompañando el cortejo”, dirá Nelly Benitez, una de las tantas personas que acompañaron la "repatriación" del cuerpo de Mugica. La capilla está ubicada enfrente de su casa. "Ese día vi a Los Crotos de Constitución acompañando el cortejo y me di cuenta de que yo tenía que hacer una murga. No tenía ninguna experiencia, pero el bombo me encantaba".16
Ramiro, integrante de la murga desde el 2002, comparte el relato que hoy es un mito fundacional en Los Guardianes: “Ese día hubo una suerte de marcha-procesión desde Recoleta hasta la 31, en donde había muchos militantes de la época y actuales, amigos y gente que lo conoció… Además estaba la murga Los Crotos de Constitución. En ese momento Nelly estaba haciendo un laburo de prevención de salud con unos pibes del barrio y al ver como se engancharon con la murga, surgió la idea de crear una en el barrio. Esto es una deuda histórica ya que no hay registros de murgas hasta ese entonces en la villa”.17 Los Guardianes de Mugica, serán, a partir de aquel entonces, la murga que custodia y continúa la lucha del “cura de los villeros”: “Después de haber vuelto los restos y haberse creado el Mausoleo donde hoy descansan hubo un debate entre los vecinos sobre si el Gobierno de la Ciudad iba a mandar policía o seguridad para cuidarlo. Esto ocurre mientras se debate cuál sería el nombre de la murga. Entonces la 
respuesta es: "¡No, los restos los tenemos que cuidar nosotros al igual que su memoria!". Y de ahí surge el “somos los Guardianes de Mugica”. Ese grupo de salud son los fundadores de la murga, toda gente de la 31”.18
“Ahora Mugica baila en el cielo”, dice Nelly, fundadora y referente de los Guardianes, nacida en La Eduvigis, provincia de Chaco. Llegó con su familia a la Villa 31 en 1969, cuando tenía un año. A Mugica lo asesinaron cuando ella tenía cinco años. “Tanto hablaban del cura que yo tenía muchas ganas de ver a ese personaje que sería más o menos como el Zorro, el héroe favorito de mi infancia. Así que la primera vez que lo vi, realmente me pareció ver a un ángel”19, dice Nelly y agrega que "todos los chicos del barrio escucharon alguna vez hablar de él, y si bien pocos saben exactamente qué hizo, queda su carisma. La gente ve su cara y se enamora". Cuenta también que ella misma estaba enamorada de Mugica cuando de niña lo veía ir y venir por los pasillos de la villa. A los 11 años, Nelly comenzó a trabajar con sus vecinos. Su familia fue una de las pocas que se resistieron al plan de erradicación de la villa 31 durante la última dictadura.
Los Guardianes se armaron con mucho esfuerzo, a través de rifas y bingos. Adoptaron los colores turquesa, azul y blanco emulando a los de Racing, “el cuadro de Mugica”. El 11 de mayo del 2000, la murga realizó su primera presentación en la capilla Cristo Obrero, conmemorando un nuevo aniversario de su muerte. "Después de la misa salimos nosotros, pero llovía tanto que terminamos todos sucios. Tuvimos un bautismo de barro..."20
Los Guardianes se constituyen en un lugar de referencia para muchos niños, niñas y jóvenes del barrio, un lugar desde donde van reconstruyendo los lazos comunitarios y transmitiendo un conjunto de valores basados en la solidaridad y el compañerismo. La imagen de Mugica forma parte, en este caso, de la simbología carnavalera. En sus bombos, banderas y levitas aparece el rostro del “curita villero”. “Quienes nos embarcamos en la creación de esta murga, creemos por igual que el sentido de esta murga va mas allá de la misión del murguero de llevar el espíritu carnavalesco de la alegría por donde vaya. También estamos convencidos de que conceptos como libertad, justicia, derechos humanos, paz, amor y solidaridad deben estar presentes en nuestras voces y en la bandera que nos guía, puesto que con el nombre que nos identifica, no podría ser de otra forma”.21
Se definen como una murga independiente y autogestionada. “Autogestión y autonomía son conceptos vitales en nuestra forma de manejarnos y financiarnos, ya que nos manejamos de manera autónoma con respecto a la iglesia y los partidos políticos buscando promover, en nuestras relaciones, el trabajo y la libertad, en contraposición con las prácticas asistencialistas que solo promueven la dependencia e impiden el desarrollo de los individuos y de la comunidad. Desde la murga y otras actividades relacionadas con la educación artística y popular que realizamos buscamos promover el crecimiento desde lo cultural, además de tener un medio de expresión que le permita al barrio mostrar su identidad y promover la resistencia cultural a través de la memoria”.22
Los Guardianes se mueven por fuera de los ámbitos institucionales, creen que las relaciones con los partidos políticos o con la iglesia desvirtuaría la lucha que llevan adelante. “Pareciera que sin el apoyo de un partido no se puede hacer nada, pero acá nosotros demostramos que no es así. Por eso hay muchos que nos tienen bronca adentro del barrio. Los punteros se acercan, te dejan su tarjetita y te dicen que los llames. Pero nosotros somos una murga independiente y autogestionada. Somos la murga de los pibes del barrio y de nadie más. Si quisiéramos transar, hace rato que estaríamos con alguno... y ahí sí que tendríamos de todo. Pero justamente lo que queremos es dejar de depender del papá puntero, del papá político y del papá cura, porque siempre hacen asistencialismo. Los chicos entienden muy bien esto. Compromiso, responsabilidad y cooperación: eso es lo que genera la murga"23, afirma Nelly.
En cuanto a los modos organizativos, Ramiro manifiesta que “en Los Guardianes buscamos la horizontalidad por eso ya no hablamos más de directores”, y agrega: “pero tenemos bien en claro que nunca hay una horizontalidad absoluta y menos en murgas como la nuestra con muchos pibes así que tratamos de que los más grandes compartamos la mayor información posible y que de la manera más pedagógica los formemos para que vayan aprendiendo no sólo a bailar o a tocar; hay decisiones en las que participan todos los pibes o al menos muchos de los "sub 14". Hay otras que las tomamos sólo entre los más grandes. Creo que en lo artístico está lo más horizontal sobre todo en el desfile o sea que ahí hay una relación entre lo organizativo y lo estético”.24
“Mugica vive. Por la recuperación de la dignidad, por tierra y trabajo”, reza la bandera de los Guardianes en su 10º Marcha Murguera por la Villa 31. Los villeros luchan contra la “infame usurpación de la tierra”, como decía Zapata, “que siendo propiedad de todos como el agua o el aire, ha sido monopolizada unos cuantos poderosos apoyados por la fuerza de los ejércitos y la inequidad de las leyes”.25 La lucha por la tierra, como la de Hidalgo y Morelos en México, proclamando la restitución de las tierras a las comunidades indígenas y campesinas, la de Artigas que establece en 1815 una redistribución basada en el trabajo y la residencia, que ha de favorecer a los más infelices o la de San Martín en el Parlamento con los mapuches en 1816 cuando les reconoce el derecho a los territorios que habitan, como retribución a su apoyo en el cruce de los Andes.26 Desde su nacimiento, los Guardianes también, se sumaron a esta lucha histórica, lucha que en “la 31” lleva más de 70 años, cuando las primeras familias de obreros portuarios desempleados por la crisis del 29´ se instalaron en la zona. “Siete décadas pasaron / del primer asentamiento / con obreros inmigrantes / que acamparon frente al puerto”, cantan los Guardianes. En 70 años la Villa 31 sufrió no sólo cambios poblacionales y demográficos sino también intentos violentos de desalojo. A principios de la década del '70 la Villa 31 albergaba alrededor de 16.000 familias, entre 45.000 y 60.000 habitantes, organizados en una activa coordinadora villera que agrupaba a las villas de la ciudad en la lucha por la tenencia de la tierra y la vivienda. Durante la última dictadura militar, de la mano de Osvaldo Cacciatore, hubo una erradicación compulsiva y violenta, trasladando por la fuerza a los habitantes en camiones militares fuera de los límites de la ciudad capital o a aquellos que fueran extranjeros a países limítrofes. En aquella oportunidad el desalojo fue frenado por un recurso de amparo promovido por los "curas villeros", con sentencia favorable de un juez en 1979, que permitió dejar 46 familias, aunque en condiciones muy precarias. Con la vuelta de la democracia, hacia 1985, la villa volvió a poblarse. En 1995, un nuevo intento frustrado de desalojo, cuando las topadoras y un enorme cuerpo de infantería avanzaron directamente sobre las viviendas, en pos de concretar la construcción de la autopista Illia, que dividió a la Villa en dos, 31 y 31 bis.
“Siete décadas pasaron / y una cuantas topadoras / lastimaron nuestra historia / y quieren volver ahora”, anticipan los Guardianes y, como dice Gieco, “descartan las migajas de políticas viejas”. “Le cantamos crítica a los punteros o a Macri por querer atacar al barrio o por cosas del barrio. No es lo único que cantamos pero sí es algo que está presente siempre”, dicen los Guardianes.
En agosto de 2003, Macri sostuvo que “la Villa 31 no es un lugar adecuado para vivir”27, y que había que trasladarla. En el 2007, en vistas de las nuevas elecciones por la jefatura de gobierno porteño, manifestó que “la Villa 31 debe ser relocalizada”28 y que iba a urbanizar las villas de la ciudad, aunque sostuvo que en el caso de la Villa 31 apuntará a que ese barrio “deje de existir y que allí se desarrollen parques y la zona del puerto”29. Nelly dice que estas declaraciones de Macri son “inhumanas” al pretender “llevar adelante un desalojo de nuestro barrio sin siquiera pensar que estos terrenos que tanta pasión le despiertan ya tienen dueños, y somos quienes vivimos en ellos, con una historia, con una cultura propia”.30
Diversas movilizaciones se sucedieron denunciando el desalojo y la erradicación. “Seguimos insistiendo en el concepto de integración urbana donde el Estado debe escuchar al villero. Si hasta ahora han conocido la villa por punteros o técnicos creemos que no será una pérdida de tiempo que caminen y dialoguen con la gente de la villa. ¿Qué son unos meses al lado de años y años de indiferencia o clientelismo ambos males favorecidos por el Estado?”31, dicen quienes
integran el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia, en un comunicado el 18 de Julio de 2007, luego de las elecciones que proclamó como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a Mauricio Macri. En diciembre de 2009, finalmente, se promulga una ley de urbanización de la villa 31. Hoy son 5.000 las familias que residen en las 15 hectáreas que ocupa la Villa 31, terrenos que en su mayoría pertenece a la ONABE (Organismo Nacional de Bienes del Estado) y sólo una parte pequeña al Gobierno de la Ciudad, a Repsol/España y otra fracción al ferrocarril. “Siete décadas pasaron / y nos siguen engrupiendo / Siete décadas pasaron / ¡y seguimos resistiendo!”, no dejan de cantar los Guardianes.







Los Trapos y Montaldo


Tuve la oportunidad de conocer a Edgardo Montaldo en el 9º cumple carnaval de Pocho. Fue allí en el comedor Betania, cerquita de la rebautizada Plaza Mármol, hoy plaza Claudio “Pocho” Lepratti. Cuando Edgardo habla, sin quererlo, va gestando el ritual del mate compartido y la ronda se va armando con algunos otros compañeros con ganas de escuchar anécdotas de lucha.
Edgardo Montaldo, es un cura salesiano, nacido en San Nicolás. Hoy tiene casi 80 años. En el año ´68 se fue a vivir a una villa de las afueras de Rosario, hoy barrio Ludueña. “Yo vine acá con ganas de ser cura obrero… en la década del ´60 en Francia, aprobada por los obispos, se hizo una experiencia de curas obreros. En un buque con obreros que viajaba desde Francia venían curas. El único que sabía que eran curas era el capitán, pero ellos actuaban como un obrero más, para participar realmente de la realidad obrera. Si se presentaban como curas, ya se genera una distancia. Yo tuve contacto con varios de ellos. Así que mi deseo al venir acá era ser cura obrero. Estuve un tiempo buscando trabajo y no lo logré''.32 El movimiento de los “curas obreros” nace en Francia en 1944 y se extiende a España dos décadas más tarde. Uno de los referentes de este movimiento es el Abate Pierre, fundador de los Traperos de Emaús, albergue de jóvenes desprotegidos, de refugiados y personas sin techo. Este movimiento se constituyó en una de las tantas experiencias influyentes en las ideas fundantes de la Teología de la Liberación.
Montaldo creó, junto a la comunidad de Ludueña, guarderías, comedores, escuelas. “¡Ay de los pueblos sin escuela!”, decía Martí 33. Quizás Montaldo, al igual que el maestro Simón Rodriguez, estaba convencido que “al que no sabe, cualquiera lo engaña”. Su vida, como la de tantos otros sacerdotes tercermundistas, es muestra de compromiso y entrega. “Depende desde donde trabajás, tu óptica se va acentuar más o menos, de acuerdo al lugar, a la experiencia. Yo no pensaría ni una décima parte de lo que pienso si me hubiese quedado en el Colegio San José”34. La cabeza piensa donde los pies pisan, decía Paulo Freire.
Lo llevó a Ludueña un grupo de una parroquia con la que él trabajaba. En aquellos tiempos “era algo natural en la juventud invadir barrios y villas los sábados sobre todo. Eran grupos de estudiantes, políticos, de parroquias. Yo no tenía experiencia de trabajo barrial. Durante la semana me daba vergüenza entrar a la villa. Llevaba la sotana y cuellito en aquel entonces. Y en bicicleta daba vueltas alrededor de la villa a ver por dónde podía arrancar algo. Una mañana en la esquina de Casilda y Larrea encuentro a tres pibas del primer año de Trabajo Social que estaban haciendo sus prácticas para la escuela: contaban cuántos negocios tenía el barrio Ludueña y hacían distintas tareas que le daban en la escuela. Entonces les digo ''miren chicas, lo que ustedes están haciendo al barrio ni fu ni fa”. Les propongo preguntarle a los vecinos si tienen interés en anotarse en los planes de vivienda que había impulsado la provincia. Si nos dicen que sí ahí ellas tenían una tarea bárbara para acompañar a los vecinos y organizar el barrio... y así comenzó el trabajo''.35
Para Montaldo, el trabajo pastoral en el barrio debe hacerse “sumando a la gente”, encarnarse en el pueblo, pisar el barro, no sólo para sentir de cerca sus alegrías y tristezas, sino fundamentalmente para sumarse a la lucha emancipatoria y estar al servicio de los más pobres, “tal como lo hizo Jesús”. Para este sacerdote, “el evangelio es llevar precisamente la buena 
noticia a los que están afuera, a los que se quedaron sin entrar a la fiesta de la vida. Como Jesús que se la juega y lo llevan a la cruz precisamente porque se dedicaba a ellos: las prostitutas, los chicos de la calle, los ladrones”.36


Así como décadas atrás los sacerdotes tercermundistas denunciaban la violencia institucionalizada como causante de la injusta situación social, hoy Montaldo acusa “a los que negocian con la vida, las almas y el espíritu de nuestros hijos” como los verdaderos causantes de la inseguridad. “En nombre de la seguridad, ¿a quiénes culpamos? Esa es la historia de todos los tiempos. Al que no tiene, el pobre, el negro, el villero, el indio, el aborigen. Ellos son siempre los culpables de la historia”.37
Edgardo tuvo compañeros “mártires”, como él los llama, asesinados por la dictadura genocida. “Nosotros fuimos marcados, tuvimos muchos mártires. La actitud de la Iglesia no fue una: hubo gente que perdió su sangre, lo de Angelelli, pero también tuve un compañero que fue del CIRE y mandó en cana cantidad de obispos, curas y laicos”.38 Montaldo formó parte del llamado Grupo Angelelli, un sector de la iglesia comprometida socialmente, que reagrupó, luego de la última dictadura genocida, a más de 70 laicos y sacerdotes. “La expresión de todos aquellos que estábamos metiéndonos en estos espacios, nos nucleábamos en ese grupo”.39 La Vicaría de barrio Ludueña y la parroquia San Francisco Solano fueron los primeros ámbitos para ese reencuentro.
Montaldo llegó a Ludueña sin ningún proyecto salvador bajo el brazo, fue la comunidad organizada la que fue marcando el camino. Puso la oreja para escuchar y aprender del pueblo. Nadie libera a nadie, tal como sostenía Paulo Freire, son los hombres y mujeres los protagonistas de las luchas emancipatorias. Al momento que Montaldo llegaba a Ludueña, el pedagogo brasileño escribía su Pedagogía del Oprimido que tanta influencia tuvo sobre las corrientes de sacerdotes tercermundistas e incluso sobre el documento de Medellín.40 Son los propios hombres y mujeres los que deberán tomar en sus manos el proceso de liberación o, como decía Mugica, es el pueblo el verdadero artífice de su destino. Así lo sigue creyendo Montaldo y así lo creyó también Pocho.
Claudio Pocho Lepratti, nació en Concepción del Uruguay en febrero de 1966, dos años antes de la llegada de Montaldo a Ludueña. En 1986, luego de abandonar la carrera de Derecho en la Universidad de Santa Fe, ingresó como seminarista en el Instituto Salesiano de Funes. Tres años después, en 1989, cuando acontecían los primeros saqueos del fin de la era alfonsinista, dejó el seminario. "Él venia acá los fines de semana y se daba cuenta de que no alcanzaba. Pidió permiso a los salesianos para venir a instalarse y estar más con la gente. Y la respuesta fue que ya iba a tener tiempo para laburar en los barrios. Entonces les dijo que la gente no puede esperar"41, recuerda Natalia, una de las “hormigas” que hoy sigue participando y sosteniendo las actividades en el barrio. "Él había hecho votos de castidad y pobreza que respetó toda su vida. El único que no mantuvo fue el de obediencia”.42
Pocho no hizo otra cosa que lo que hizo en tierras italianas Juan Bosco: se comprometió con los jóvenes excluidos por este sistema y para ello, tuvo que optar por la obediencia a la institución eclesial o el compromiso con los desheredados de esta tierra. “Don Bosco era capellán de un hogar de huérfanos a cargo una marquesa. Una mañana de un domingo se estaba preparando para la misa y siente gritos entre el sacristán y un pibe de la calle. Don Bosco le pide que se quede, que charlaran después. Ese fue el inicio. Este pibe trajo otros, y esos a otros. Don Bosco tuvo que renunciar a su capellanía porque la marquesa le dijo “o los chicos esos o mi hogar”43, relata Montaldo, recordando a aquel sacerdote comprometido con los jóvenes golpeados duramente por el proceso de industrialización del siglo XIX. Pocho hizo lo mismo un siglo y medio más tarde con aquellos jóvenes excluidos del modelo neoliberal que se profundizó en los 90´.
Pocho trabajaba con los pibes del barrio y siempre había un guiso o un mate dispuesto para compartir. Con los jóvenes comienza a organizar distintas actividades y campamentos y para el año 2001, había impulsado la creación de la Coordinadora Juvenil de la Vicaría Sagrado Corazón del barrio Ludueña, que nucleaba a siete grupos de adolescentes, entre ellos “La Vagancia”, grupo que había gestado a mediados de los 90´. “Madre Iglesia, no podrás callar al pueblo, ni impedir sus sueños, sus proyectos, sus caminos, como nunca has impedido la sangre de sus muertos”44, reza un cuaderno de la Vicaría Sagrado Corazón. El 19 de diciembre la policía provincial santafesina asesina a Pocho en la rebelión popular de fines del 2001. Tenía 35 años.
El 1º de febrero de 2001 nace la murga de los Trapos. El asesinato de Pocho, unos meses después, fue como un baldazo de agua fría. El primer cumpleaños de la murga fue una oportunidad para preguntarse qué había pasado y fue un modo de reinventar un espacio de denuncia y reclamo de justicia. “El primer año no fue carnaval, el primer año, el 1 de febrero de 2002 nosotros hicimos el cumpleaños de la murga. Cumplía años la Murga de los Trapos y lo hicimos en forma de carnaval. Por eso queda confundido ahí. Pero igualmente ese año hubo cumpleaños, hubo una fiesta. No estaba organizada la idea, no había una fecha, ese año la excusa fue el cumpleaños de la murga y como después venía el cumpleaños de él, tomamos como fecha el cumpleaños de Pocho”45, dice Varón, uno de los jóvenes que participa activamente de esta experiencia desde sus inicios en los 90´.
Desde el 2002, en cada febrero, hay un triple festejo en Ludueña: el cumple de Pocho, el carnaval y el cumple de Los Trapos. Para los niños, niñas y jóvenes que venían trabajando con Pocho, era necesario volver a salir a las calles y transformar el dolor en resistencia. “El primer carnaval fue un taller en la plaza, y lo que hicieron fue discutir, hablar del tema, de lo que había pasado, qué significaba pedir justicia, y la idea era poder plasmarlo en los paredones. Se armaron 5 o 6 grupos y fue la primera vez que se pintó enfrente de la plaza”46, cuenta Emilio. “Se lo vivió como fiesta pero a la vez fue para nosotros terrible, porque hacía poco nos había matado un compañero y uno estaba con todo eso adentro, pero fue sacar esa bronca y esa manera de hacer justicia. Y también es instalarlo en la gente, esto que nosotros pensamos, por qué estamos hoy en la Casa del Pocho, laburando y por qué creemos que tiene que haber justicia de alguna manera”47, agrega la Flaca.
En cada febrero, los Trapos recuperan el sentido y ritual de la quema, del entierro del carnaval. “Cuando llega el momento del entierro es cómo volver a caer a la realidad, volver a vivir lo cotidiano de todos los días. Vivir esa fiesta, pero también saber que hay un momento que termina y que hay una realidad y que hay que seguir y hay que transformarla. El fuego con la amenaza de muerte, la combustión que necesita la vida. Alguien que encienda el fuego para dar el paso, para animarse a la esperanza y al cambio. Renovamos entonces en el fuego ardiendo, en la bronca contenida”.48
Cada febrero, Ludueña toma la plaza para reflexionar, debatir, crear y encontrarse desde la alegría. Un carnaval para mantener viva la memoria. “La plaza pasa a ser un lugar de colores, de sonidos, de aromas, porque también se cocina, y todo eso va a producir que la plaza tenga otras cosas que no siempre tiene. Y a eso le sumamos que hoy la plaza es casi el espacio que habría que ponerle rejas alrededor y ahí hacer edificios o una cárcel. Y esto es justo lo opuesto. Y ese es el sentido de tomar la plaza como espacio público. Cualquiera puede venir al carnaval”.49
Al igual que los Guardianes de Mugica, estas “hormigas” de Ludueña, apuestan a la murga como un lugar de encuentro, crecimiento, aprendizaje y transmisión de valores y luchas. “En la murga de los Trapos nosotros apostamos mucho al crecimiento y eso significa poder corrernos nosotros para que queden los chicos que vienen trabajando con nosotros”50. Para Emilio, “el Pocho era alguien muy humano. No un ángel o un Cristo. Lo recuerdo como alguien que estuvo acá, como estamos nosotros, una persona muy humana”51. “Queremos ser cada día, un poco más pochistas”, dicen las “hormigas” de Ludueña y los bombos comienzan a sonar una vez más, como en cada febrero, en la plaza de Pocho.







Los Gloriosos y Contreras


Jorge Juan Augusto Contreras nació en San José, Guaymallén (Mendoza) el 27 de abril de 1925. Su familia era humilde. Su padre era maestro y su madre ama de casa. Hizo toda su escuela primaria y secundaria en el Colegio Normal Tomás Godoy Cruz, donde se recibió de docente en 1943. “Allí estábamos todos, el hijo del médico, el hijo del obrero, el hijo del juez”, dijo en una entrevista al recordar su vida escolar. Durante un muy breve periodo trabajó como director y maestro de la Escuela de Polvaredas.
“Las cosas pequeñas que pasan en el mundo, ayudan a tomar grandes decisiones”52, dice Contreras, para relatar el momento que determinó su ingreso al sacerdocio. Cierto día llegó a su casa paterna y vio sobre un aparador del comedor un vaso con una rosa. “A mí las flores nunca me llamaron la atención, pero ésta me cautivó. Y pensé que algún día se iba a marchitar igual que mi búsqueda, ahí fue cuando me pregunté qué estaba esperando”. 53
En 1954 ingresa al sacerdocio, año en que por tierras colombianas Camilo Torres se ordenaba de sacerdote. Al año siguiente la CELAM se reunía en Río de Janeiro, Brasil, acontecimiento que preparó el terreno para el Concilio Ecuménico de 1962, año en que Contreras se ordenó como sacerdote habiendo cursado en el seminario mayor de la ciudad de Córdoba. En la década del ’70 siguió incursionando en la tarea docente. Fue profesor en la Escuela Provincial de Servicio Social, luego en la humilde Vicaría San Pablo de Guaymallén, y posteriormente en 1981 fue designado cura párroco de la parroquia Nuestra Señora del Rosario de la ciudad de Lavalle, desde donde también realizó una importante labor social no sólo en el pueblo, sino a lo largo del desierto lavallino con la comunidad huarpe en la zona conocida como "de las lagunas".
En 1991, fue destinado a una de las zonas más humildes y con mayores necesidades sociales del Gran Mendoza, el barrio La Gloria de Godoy Cruz, donde además de hacerse cargo de la parroquia Virgen Peregrina, apoyó las luchas de los habitantes del barrio. “Lamentablemente es lo más duro que me ha tocado vivir. La mayoría es una clase obrera que no encuentra un trabajo fijo y tiene que ganarse el pan de cada día. Crece la empresa pero no crece el obrero como persona, lo que termina siendo una especie de esclavismo moderno”,54 denunciaba con contundencia Contreras. En 1995 fue asignado como capellán de la Penitenciaría Provincial, y además del apoyo pastoral a los presos, participó en numerosas gestiones para mejorar las condiciones de los mismos.
En el 2007, la Universidad Nacional de Cuyo, a pedido de los alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas, le entregó el título de Doctor Honoris Causa "como reconocimiento a su trayectoria y a su íntimo compromiso con los sectores más desprotegidos de la sociedad, trabajando junto a los que más lo necesitan"55. El título le fue entregado con la presencia de diversos organismos sociales y de DDHH en el aula que lleva el nombre de Mauricio López, profesor de esa facultad, desaparecido en la última dictadura militar y amigo entrañable de Contreras. “Fuiste de esos curas perseguidos, no desaparecido, porque no tenías que quedar como mártir sino como testigo. Fuiste elegido para ser testigo”56, le agradeció el padre Roberto Juárez, su sucesor como capellán de la Penitenciaría. Contreras se definía como “un enamorado de Dios”. Para él no era posible ser sacerdote “sin estar mano a mano con el pobre”57. Porque el amor, tal como sostenía Camilo Torres, debe ser eficaz. “Lo principal en el catolicismo es el amor al prójimo. Este amor para que sea verdadero tiene que buscar la eficacia. Si la beneficencia, la limosna, las pocas escuelas gratuitas, los pocos planes de vivienda, lo que se ha llamado "la caridad", no alcanza a dar de comer a la mayoría de los hambrientos, ni a vestir a la mayoría de los desnudos, ni a enseñar a la mayoría de los que no saben, tenemos que buscar medios eficaces para el bienestar de las mayorías. Esos medios no los van a buscar las minorías privilegiadas que tienen el poder, porque generalmente esos medios eficaces obligan a las minorías a sacrificar sus privilegios. Es necesario, entonces, quitarles el poder a las minorías privilegiadas para dárselo a las mayorías pobres”58. El 24 de agosto, Jorge Contreras fallece por una insuficiencia respiratoria en el Hospital El Carmen. Tenía 83 años.
“La identidad es lo que te da la resistencia necesaria para mantenerte, permanentemente, en tu esencia”59, afirma Chicho Vargas. “Darnos cuenta de quiénes somos, porque la única forma en que nosotros podemos transformarnos a nosotros mismos, transformar las cosas que queremos, es que nos demos cuenta quiénes somos y adónde estamos”60. Transformarnos sin perder nuestra esencia, nuestro tronco originario, al decir de Martí.61
Domingo Chicho Vargas nació en Córdoba en 1950. En 1975 fue apresado y encerrado en la cárcel de máxima seguridad de Rawson, donde permaneció casi ocho años. Al salir, fundó la murga Gloriosos Intocables del barrio La Gloria. Contó, desde sus comienzos, con el apoyo incondicional de Contreras. Chicho Vargas fue un artista militante que junto con Arístides Vargas, fue parte del colectivo Arlequín. Hizo teatro de barricada. En la cárcel “seguí haciendo teatro y ahí dentro encontré otros actores, docentes, escritores, curas, músicos... pareciera que éramos gente muy peligrosa y por eso nos apresaron. Cuando estábamos reunidos no podíamos hablar de política, el celador se paseaba para evitarlo. Lográbamos zafar con mecanismos teatrales: en una obra de títeres, el títere decía: „Cuando aparezca el malo, digan chocolate.. Siempre comida...Imaginación, sobre todo...”.62 El domingo en la cárcel era un día especial, “era nuestro día de esparcimiento, teníamos una cartelera donde poníamos en agenda la película o el cuento... ¡Qué cosa más contradictoria, pero fueron los momentos más lindos de mi vida, estaba más allá de la cárcel! ¿Sabés cómo es jugar ajedrez de pared a pared con clave morse? Cuando descubrimos el morse, fue una revolución, y por la noche eso era un festival de morse”63. Estos relatos de los domingos en la cárcel fueron la fuente de inspiración para que su hermano Arístides produzca su obra teatral “La razón blindada”. Para Vargas existen otras cárceles tan duras como las del 70´, “el no atreverse a soñar o a amar son cárceles, el aferrarse a un trabajo, el no jugar...”.64
Su vida “no es una historia bonita, es una historia de lucha y grandes dolores, pero de los grandes dolores nacen grandes propuestas”65, como él mismo afirma. “Yo caí con un psiquiatra y un abogado, los tres éramos activistas, hacíamos asambleas con los vecinos y toda actividad de masa les parecía peligrosa. Cuando salí de la cárcel fue el vacío más grande: todos nuestros proyectos se habían ido al carajo, había gente que no creía lo que había pasado, yo era una amistad peligrosa y a mi madre la encontré muy viejita. Intenté volver al teatro pero ya no encontré ese lugar, hablábamos otros códigos, hallé a la generación golpeada de la dictadura... Pero ahí vino el momento mágico: en una esquina de Mendoza me crucé con una murga. Los seguí y me dije: ¡esto es sensacional! Fui al barrio La Gloria y propuse hacer una murga con un grupo. Así nacieron los Gloriosos Intocables”.66
En Mendoza, “los antecedentes que tiene la murga es el teatro popular, el teatro aquel que en alguna esquina se juntaba, en alguna calle, para llamar la atención de la gente entonces apelabas a tambores, a redoblantes, a banderas, a cosas de malabares, a cosas así”67. Y agrega: “En los .70 estas cosas no existían, podrían haber existido, pero como cosas muy incipientes. Este es un fenómeno de la post-democracia, cuando hay una necesidad de ganar las calles. Entonces empieza como toda una onda de apelar a tambores, de apelar a necesidades de hacernos sentir en una esquina, una calle, un barrio, para llamar la atención de la gente, para que los chicos vengan a las funciones, o para decir “aquí estamos, que va a comenzar la función”. Esas pueden ser las primeras iniciativas que existieron con respecto a esta actividad. Pero luego, con el correr del tiempo esa misma actividad medio como que se fue separando, como que fue tomando una autonomía propia. Y fue a buscar sus raíces, ¿y cuáles eran sus raíces? La murga.”68
Gisella, una de las integrantes de los Gloriosos, cuenta cómo nació la murga: “La historia comienza cuando en el año 1993 se instala en el barrio La Gloria una carpa con el fin de "rescatar" a los chicos de la calle y la delincuencia. En este espacio se realizaban actividades culturales y de oficios tales como teatro, carpintería, funciones de títeres, de cine...etc. Aquí aparece el primer contacto con la percusión, ya que los chicos que formaban parte de esas actividades, realizaban una "convocatoria" por el barrio haciendo ruido con tachos de pintura de plástico grandes antes de cada función. Luego de un tiempo, el gobierno levanta esa carpa porque los pibes eran un bardo; pero a ellos les quedó el "gustito" de hacer ruido con los tachos imaginando que eran tambores…”.69 Es allí donde aparece Contreras como otra de las figuras claves en el proceso de conformación y desarrollo de la murga: “Al quedarse sin las actividades en el barrio, aparece la tan famosa figura del padre Jorge Contreras con un grupo de monjas de la Compañía de María que deciden seguir generando actividades culturales con esos chicos. Así aparece Chicho Vargas, Pablo Flores y otros colaboradores quienes enseñaban teatro. Ensayando en el patio de la parroquia del barrio, se forma la primer obra de teatro que trataba de la violencia familiar, situación que muchos de ellos vivían...y se seguía haciendo convocatoria con los tachos de pintura...hasta que "los pibes" se dieron cuenta de que esto les interesaba en verdad y decidieron pedir ayuda a estos referentes para investigar sobre las murgas, ya que en Mendoza todavía no se había creado ninguna. La única referencia que tenían era la murga porteña”.70 En el relato de Carina, también aparece Contreras: "El padre Contreras siempre estaba detrás de todo lo que sucedía en el barrio, es un mito. Él ayudaba, daba las condiciones para que las cosas sucedieran. Él aparecía, apoyaba; el padre tenía la virtud de no hacer las cosas sino de favorecer que salieran, en la murga, en la radio comunitaria, siempre estuvo presente".71
La búsqueda de una identidad propia, que recupere la esencia del barrio, fue aquello que motivó a cambiar el nombre original de la murga por otro que pudiera expresar la identidad barrial. “Se creó una murga con identidad propia, ya que los ritmos que inventaban eran puramente propios y "mendocinos". Así se crea en el año 1994 aproximadamente la murga "Ritmo de Fiesta", comenzando a generar los primeros carnavales con una tonada mendocina. El contexto social en el que se desarrollaba todo esto, estaba muy marcado por la violencia y la marginación a estos barrios. En ese momento el barrio La Gloria y el San Martin eran los más nombrados por los policiales de los noticieros, y de los que peor se hablaba, dado que es la época en la que empieza a asentarse más la delincuencia, los robos, la violencia, la indigencia (...) Después de dos años aproximadamente, se decide cambiar el nombre de la murga ya que el que tenía no nos gustaba del todo y sentíamos una necesidad de crear una nueva "identidad". Así surge, en el año 1996 Los Gloriosos Intocables. Gloriosos por el barrio e intocables por la fama del mismo; porque éramos del barrio, éramos intocables".72
Vargas cuenta la suyo: “Antes tenía un nombre, como dicen los chicos, “muy choto”, que se llamaba “Ritmo de fiesta”. Pero como fue democrática la elección, se empezaron a largar nombres y el que más se votó fue Ritmo de fiesta. Pero al poco andar nomás, por todos los elementos culturales y reflexivos, que es una cosa muy importante que yo trato de hacer, de tener charlas reflexivas con ellos, lo que yo llamo “reflexión crítica”, en el sentido de démonos cuenta de dónde estamos parados. Entonces ese nombre no nos representa, parece el nombre de una FM, de un local bailable. ¿Y de dónde somos nosotros? De La Gloria. ¿Y por qué no Los Gloriosos? Y ahí como que se empezó a acercar la cuestión. ¿Y qué más? Los Gloriosos Intocables, porque cuando estamos con la murga no nos toca nadie. Intocables porque somos de Los Gloriosos, somos del La Gloria y nosotros tenemos que reivindicar ese lugar, no olvidarnos de dónde somos. E Intocables porque hay un montón de anécdotas respecto a ese tema: chicos que decían “es la primera vez que voy a la Peatonal y no me piden documento”, o “es la primera vez que desfilo por la calle y la gente me aplaude”, como si hubiera habido una gran estima social que estaba ausente”.73
El 4 de agosto de 1997, los Gloriosos festejan su primer aniversario. La fecha fundacional es tomada del día de cumpleaños de Chicho Vargas. "Éramos pibes al borde de la delincuencia"74, dicen algunos de los Gloriosos. Carina Carvajal, otra de las integrantes de la murga, cuenta que "la gente toma a la murga como un nexo porque así los adolescentes pueden expresarse y dar un mensaje, es un espacio abierto donde nadie se siente criticado. Entonces los chicos se sienten plenos, contenidos. En el centro de la ciudad, cuando actuamos sentimos mucho respeto y así podemos decir fuerte que somos del barrio de La Gloria. Es un espacio donde se lucha, sin querer, contra las principales problemáticas: las drogas, el abandono, la baja autoestima y la exclusión, sobre todo. Acá en el barrio no tenemos nombre, somos la murguera o el murguero porque todos se han apropiado mucho de esto”.75 Los jóvenes del barrio, encontraron en la murga, un lugar de pertenencia. “La cosa comenzó con los pibes que no tenían nada que hacer, con esos fue. Y con esos empezamos, lo que significó todo un aprendizaje. Es mentira que uno enseña, sino que uno aprende, o las dos cosas a la vez. Entonces yo permanentemente me vi exigido a aprender cosas a la par de ellos. Yo soy un tipo de teatro, tuve que empezar a aprender murga al lado de ellos y ellos ahora me enseñan a mí”76, afirma Vargas.
Para él, la murga “es una alternativa de expresión cultural, artística, de abrir espacios en una época en donde cuesta mucho abrir espacios culturales, donde la murga al ser numerosa es comunitaria, solidaria, igualitaria, democrática. Por lo tanto da un ámbito especial de reflexión, de condiciones de buenos amigos, de compañerismo. Y también expresa un aire de libertad y de ganar la calle y ganar los espacios en un momento donde todo indica lo contrario: que te tenés que quedar en tu casa sentado frente al televisor, o con una computadora o con un par de juegos electrónicos. Esto de alguna manera rompe con eso para ganar las plazas, las calles, y que los chicos puedan expresarse. Y es una fuerza que está más allá de cualquier voluntad, que pareciera que existiera una necesidad de hacer ese tipo de cosas.”77
Los Gloriosos actúan, bailan y cantan su propia realidad. “Nosotros hacemos algo para tratar de reflejar nuestra realidad, es eso. Y si eso es contestatario, será contestatario. A lo mejor cuando tengamos una sociedad mejor podremos cantar cosas mejores”78, dice Vargas. El hombre nuevo en La Gloria, va apareciendo entre banderas y tambores, combatiendo al opresor que llevamos dentro, tal como sostenía Paulo Freire, tal como lo manifiesta Vargas: “Todos tenemos a un fascista escondido. El fascista que está alrededor necesita del que tenés adentro”79. El neoliberalismo impactó fuertemente en nuestro país despolitizando a toda una generación. Los Gloriosos aparecen en este contexto. Por ello, para Vargas “no hay que tenerle miedo a la política. La política no es el partidismo sino el saber cómo llevar agua a tu barrio o combatir la contaminación...”.80 La política tiene que ver, para Vargas, con las prácticas cotidianas. Bailan los Gloriosos y con ellos los sueños de un mundo mejor aparecen porfiadamente entre piruetas y tambores. “Yo te aseguro que en nuestra sangre debe existir algo postergado”81, afirma Chicho, convencido.





Cristo Obrero y Catena


Osvaldo Catena nació en Mariano Saavedra, provincia de Santa Fe, el 13 de abril de 1920, en el seno de una familia humilde de panaderos. Sus padres eran “hombres de pueblo”. Al concluir la escuela primaria decide ingresar al Seminario de Guadalupe a los 13 años, egresando en 1943, a los 23 años. Llegó al barrio Villa del Parque como director de escuela el 26 de septiembre de 1956. El 4 de mayo de 1968 toma la decisión de quedarse a vivir en el barrio. Era el año de Medellín y también aquel en que Richard Nixon reconocía que luego de siete años de vida de la Alianza para el Progreso, la desnutrición y la escasez de alimentos se había agravado en América Latina.82
Catena levantó allí su rancho y se quedó a vivir luego de 15 años de trabajo pastoral en él. “Mientras no seamos capaces de abandonar nuestro sistema de vida burgués no podremos ser revolucionarios y el deber de todo cristiano es ser revolucionario”, decía Camilo Torres.83 Hasta entonces Catena era capellán del Colegio Ntra. Sra. del Calvario orientando la catequesis a un fuerte compromiso con la realidad y con los más pobres. “Cuando íbamos a dar catequesis a Villa del Parque, su primera recomendación antes de salir era: “Chicas, antes de comenzar las clases se fijan si hay hambre; no hablen del Señor así, sería inútil. Traten de solucionar ese problema más importante... sería muy injusta esa clase. ¿Qué podrían enseñar si sus panzas
están vacías?””84, cuenta una catequista. Como el lema del cura obrero Abate Pierre: “dar de comer antes de evangelizar”85.
En una carta a su sobrina Nidia Catena, escribe: “En aquella época parecía una aventura que un cura se fuera a vivir a un barrio, en un ranchito; no había calles, ni luz casi, tenías que caminar seis, siete cuadras para encontrar una canilla. Pero la verdad, me sentí muy cómodo de entrada, y los mejores años de mi vida los he pasado aquí, te lo digo sinceramente, porque aquí me encontré a mí mismo… Siempre anhelé vivir fuera del tronco de la sociedad (la clase media, donde nada pasa) y venirme a la raíz donde se forma y transforma la historia, impulsada por el hambre y sed de justicia de los pobres. Desde aquí me es más fácil ver el panorama del devenir social y madurar más mi vocación de entrega a ese plan de liberación total que es el Evangelio... y, pese a la fuerza del conservadurismo y la verticalidad, se mueve el espíritu en nuestra América Latina. Pese a tantas luchas y decepciones, tengo una absoluta confianza en el futuro de la humanidad, porque el deseo de liberación está inscripto en lo más profundo de nuestra esencia, y porque Dios ha respondido a ese anhelo con la Pascua liberadora de Jesús. Les escribo estas líneas a la luz de una lamparita de queroseno, de modo que no sé si será legible”.86
No sólo fue un sacerdote comprometido con su pueblo sino también un músico apasionado. En el Concilio Vaticano II (1962-1965) participó como asesor experto en la Comisión de Liturgia. Organizó la Escuela de Música Sagrada de Santa Fe, creó el grupo de música litúrgica Pueblo de Dios, asesoró al músico Ariel Ramírez en la elaboración de la Misa Criolla y en la Misa por la Paz y la Justicia. Fue autor de varios cancioneros litúrgicos e integró el Instituto de Música de la Universidad Nacional del Litoral. Sus canciones hablaban del “hombre nuevo”. En el barrio fundó el coro Los Cantores de Cristo Obrero de Santa Fe. "Cuando vine al barrio me di cuenta de que la música que hacía era como si hablara en otro idioma, la gente no me entendía. Y pensé que la liturgia podía ser una forma para comprenderse, porque es la expresión de la comunidad que reza cantando. Así empecé a componer las primeras canciones de la Misa, de Navidad, de Pascua. Formamos un coro con los muchachos del barrio y nos largamos a grabar el primer disco. Casi todas nuestras canciones fueron naciendo as, de una experiencia real"87. Todo lo producido de las ventas de discos se transformaba en ladrillos, chapas y tirantes para las obras que se levantaban y crecían en el barrio: la guardería infantil, el dispensario, la capilla, la Asociación Vecinal, la Escuela Primaria, la Escuela Técnica. Promovió también la creación del semanario "La Voz de Villa del Parque".
Su entrega y compromiso sacerdotal con los más pobres era una crítica al sistema imperante. “Él hablaba de un dios de acá, el veía a dios por todas partes, pero las partes éramos nosotros, los del barrio, los marginados, los pobres”88, lo recuerda uno de los vecinos del barrio. En 1970 tuvo lugar una fuerte y masiva manifestación relacionada con el loteo del barrio. Corría 1971 y Catena luego de haber asistido a un encuentro de sacerdotes, cae preso con 46 de ellos durante 3 días. En la carta que dirige al barrio les dice: "Y allí en la misa que celebramos el 26 de julio de 1971 yo renové junto con mis compañeros mi decisión de acompañarlos a ustedes, pueblo en general, por el camino de la justicia y de una verdadera paz".89 El 24 de Octubre de 1972 se efectúa un operativo policial-militar en el barrio, realizando un allanamiento masivo, “casa por casa, con armas largas y ametralladoras. Parecía un verdadero campo de concentración”, relata en sus páginas “La Voz de Villa del Parque”90. Pero a ésta siguen otras.
A partir de agosto de 1973, ante la renuncia y el alejamiento de Ramondetti del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, Catena empezó a ejercer el cargo de secretario general intentando reestructurar el Movimiento ya fraccionado, pero no pudo lograrlo. Había adherido en 1967 al Mensaje de los 18 Obispos. El 4 de octubre de 1974 Catena debió dejar Santa Fe amenazado de muerte por la Triple A, organización terrorista liderada por López Rega, secretario del Gral. Perón, que en mayo había asesinado a Mugica. Después de estar detenido en Rosario durante tres días “por averiguaciones” desaparece de la vida pública y se refugia, por razones de
seguridad, en la Abadía Benedictina de Los Toldos, en la provincia de Buenos Aires. "El año 1974 fue un año caliente. Pero tuvo un invierno frío. Y en el corazón de ese invierno cayó al Monasterio alguien que llegara a convertirse en un querido amigo. Un hombre con una enorme calidez humana y una igualmente grande hondura espiritual. Acababa de pasar por la Abadía del Niño Dios, Entre Ríos. Precisamente de allí lo habían guiado hasta nuestra comunidad de "Los Toldos"91, relata Mamerto Menapace. Pero su peregrinar continuó. Luego se traslada a la Diócesis de Azul, en Benito Juárez donde transcurren los últimos años de su vida, Allí Catena organizó y dirigió un diversos cursos sobre Liturgia y Canto, organizó retiros, y convocó a músicos con los que preparó festivales y conciertos. También allí funda doce capillas, construye varios barrios de viviendas y continúa su trabajo, siempre comprometido con los más pobres. Murió en Benito Juárez, Diócesis Azul, el 29 de noviembre de 1986, a los 66 años. En los dos días que duró su velatorio, una multitud, entre los que se encontraban músicos y cantores, le dio el último adiós. En el cementerio, flautas y guitarras sonaron hasta el amanecer. Dos décadas después que Catena abandonó Villa del Parque, la música invadió, una vez más, el barrio. En 1994, nació la murga de Cristo Obrero, cuya historia está ligada a la parroquia Cristo Obrero y a la obra de Catena. En el marco de las actividades que se desarrollaban desde la parroquia destinadas a los pibes del barrio (copas de leche, apoyo escolar), se produce la visita del grupo Puro Teatro quienes desarrollan dos talleres de murga. Este grupo santafesino es conocido por su trayectoria y la organización de Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano (ENTEPOLA). De estos talleres participan varios jóvenes que fundarán luego la Murga Cristo Obrero y quienes, en sus comienzos, formaron junto a Puro Teatro un grupo que se llamó Murgandarte. El año 2000 a partir de su participación en el ENTEPOLA, mucha gente de otros barrios de la ciudad se acercó invitándolos a enseñar a su gente, convirtiéndose al poco tiempo en una referencia. Algunos vecinos les cedieron un terreno y la murga levantó un galpón para seguir desarrollando su función social en el barrio.
El 29 de abril 2003, el agua del río Salado arrasó la ciudad y Villa del Parque fue uno de los barrios más afectados. Las obras de defensa construidas por el entonces gobernador Reutemann cedieron ante la fuerza del Salado. Pese a las advertencias apuntadas por especialistas, el gobierno provincial no reforzó los terraplenes ni previó un programa serio de evacuación. Miles y miles de santafesinos sufrieron pérdidas y daños irreparables. Más de 130 mil personas se vieron afectadas directamente y con ellas, miles de viviendas. La furia del Salado, la falta de previsión, de respuesta y de sensibilidad gubernamental y el abandono de los estudios hídricos, terminaron asesinando a más de una treintena de santafesinos. Lo sucedido era, una vez más, evitable. Los murgueros de Cristo Obrero lo vivieron en carne propia. "El lunes a la noche estábamos ensayando y viene mi papa y nos dice que volvamos a casa que se venía el agua, y como siempre suele inundarse el barrio, no nos preocupamos"92, recuerda Maximiliano Bogari, uno de los integrantes de la murga. "Fuimos hasta el terraplén y era impresionante, del otro lado estaba todo seco y pedíamos que rompan un poco para que pase el agua del otro lado, no lo rompieron, el agua pasó por arriba. Ahí empezaron a llegar canoas, pero no podíamos sacar las cosas porque algunas nos cobraban 20 o 30 pesos, de las cosas de la murga no pudimos salvar nada"93, agrega Mario, otro de los murgueros. Y como suele suceder en otras situaciones similares, fue el pueblo quien comenzó a organizar la solidaridad. Se crearon comedores comunitarios, se llevaron de un lado a otro frazadas y mate cocido, organizaron los primeros centros de evacuados y buscaron en canoas y piraguas a los que aún permanecían a los techos. Aparecieron jóvenes voluntarios y se abrieron las puertas de las escuelas, centros vecinales y clubes barriales. La reacción del pueblo solidario fue, como suele suceder, más inmediata y efectiva que la respuesta gubernamental. Los murgueros de Cristo Obrero, como muchos otros pasaron largas horas arriba de los techos de sus casas cuidando las pertenencias que pudieron salvar, buscando a sus familiares y amigos en los centros de evacuados. En el medio del desastre algunos lograron reunirse y conseguir un par de instrumentos. Allí decidieron recorrer con su murga los centros de evacuados para estar con su gente. Tras la inundación, había que comenzar de nuevo, desde abajo.









Curas nacidos al calor del Concilio II


Mugica, Contreras, Catena y Montaldo fueron sacerdotes marcados por el espíritu posconciliar. Nacieron en las décadas del 20´ y el 30´, pero fueron marcados por los sueños y esperanzas de los 60´, y las persecuciones, desapariciones y asesinatos de los 70´. Formaron parte de una generación y de una iglesia comprometida con su tiempo y con su pueblo. Fueron curas de pueblo, humildes y comprometidos, sensibles a las injusticias. Como aquel cura Hidalgo, “cura de pueblo que quería mucho a los indios”94, aquel que “vio a los negros esclavos, y se llenó de horror. Vio maltratar a los indios, que son tan mansos y generosos, y se sentó entre ellos como un hermano viejo, a enseñarles las artes finas que el indio aprende bien: la música, que consuela; la cría del gusano, que da la seda; la cría de la abeja, que da miel”.95 Aquel cura hereje acusado por libertar al pueblo mexicano “de los grandes males que le oprimían, y de los muchos mayores que le amenazaban”, convencido que “todos mis delitos traen su origen del deseo de vuestra felicidad”96 y que el opresor no ha venido sino para “despojarnos de nuestros bienes, por quitarnos nuestras tierras, por tenernos siempre avasallados bajo de sus pies”.97
Un siglo y medio después, estos curas tercermundistas fundaron escuelas, cultivando la autoestima y el amor propio de los educandos, enriqueciendo sin agredir las identidades propias, como promulgaba Simón Rodriguez, maestro de Bolívar.98 Son los curas sucesores de Las Casas, el “padre de los indios”99, aquel “defensor tan eficaz y tan porfiado de la raza aborigen”100, de los jesuitas y dominicos, aquellos donde “los indios, explotados en las minas, en los obrajes y en las "encomiendas" encontraron en los conventos, y aun en los curatos, sus más eficaces defensores”101.
Medellín los marcó a fuego, comprometiéndolos a sumarse a la lucha por la liberación de los pueblos oprimidos y a reencontrarse con las raíces del cristianismo102. "Es un deber de todos los cristianos hoy, entrar en la lucha por transformar la sociedad. Esa es la acción política, la acción que tiende a transformar, a modificar la sociedad."103 Comprometerse con el pueblo significó para toda esta generación, modificar la sociedad a nivel de las relaciones y a nivel de las estructuras, sin temer, como decía Morelos, a la enemistad de aquellos que deberán ser despojados de sus riquezas y privilegios104. Transformar la sociedad es transformar el sistema capitalista, sistema que se basa en relaciones de dominación y explotación. “¿Cuáles son las estructuras opresoras? Aquellas que establecen un tipo de dominación de unos hombres por otros. Yo pienso que el sistema capitalista liberal que nosotros padecemos es un sistema netamente opresivo. No solo porque hay muy pocos hombres que se aprovechan del fruto del trabajo de la mayoría, sino porque además las relaciones que se establecen son relaciones de dominación, relaciones despóticas."105
Para estos curas tercermundistas, el sistema capitalista genera ricos y pobres y por ello es, por naturaleza, injusto. Y donde no hay justicia no hay paz ni libertad. Tal como afirma Mugica, "la justicia se encarna en la vida entera de la sociedad. No basta darle a cada cual lo suyo en un plano meramente individual. No se trata de que los individuos ricos ayuden a los individuos pobres, sino que se trata de que los pobres dejen de ser pobres. Y hasta ahora, para que los pobres dejen de ser pobres no se ha inventado otro más que este sistema: que los ricos dejen de ser ricos. Hay que ayudarlos a los ricos a liberarse de esas riquezas que los oprimen y que los llevan hacia el camino del infierno."106
Liberarse de las ataduras coloniales e imperiales implica no sólo terminar con la pobreza sino también luchar contra la dependencia política, económica y cultural de los países ricos. Implica también, para estos sacerdotes, cumplir con el mensaje de Cristo. “No basta ya luchar para que desaparezcan los individuos ricos y pobres, sino que se trata de acabar con los países ricos y los países pobres. No se trata de que los pueblos ricos ayuden a los pueblos pobres sino de que los pobres dejen de ser pobres (…) Cuando los hombres de hoy luchan por extirpar las clases que dividen a los hombres en explotadores y explotados, y se oponen al neocolonialismo y al imperialismo, están reconociendo en la práctica, tal vez sin advertirlo, la fuerza del mensaje que Cristo trajo hace dos mil años”.107 Ya a fines del siglo XIX, lo afirmaba Martí: “Cuando un pueblo fuerte da de comer a otro, se hace servir de él. Cuando un pueblo fuerte quiere dar batalla a otro, compele a la alianza y al servicio a los que necesitan de él. Lo primero que hace un pueblo para llegar a dominar a otro, es separarlo de los demás pueblos. El pueblo que quiera ser libre, sea libre en negocios”108.
Estar junto al pueblo es estar junto a Cristo, estar mano a mano con el pobre, como decía Contreras, allí donde se forma y transforma la historia, impulsada por el hambre y sed de justicia, como decía Catena. Estar junto al pueblo, para escucharlo y aprender de él, como dice aún hoy Montaldo. “Cristo nos enseña en el evangelio que el modo no ilusorio, no engañoso de estar cerca de él, es estar junto a los hombres. Amar a Cristo es amar a los hombres. Cristo en el evangelio se identifica sin más con el prójimo, con el otro y por eso hace depender la suerte eterna del hombre del amor real, concreto y eficaz que haya tenido con su hermano. Hoy los cristianos hemos comprendido que esta exigencia del amor no sólo tiene una dimensión personal sino también una dimensión estructural.”109 Ruben Dri era integrante, por aquel entonces, del MSTM. “Nuestro compromiso central era con el pueblo. La idea era que el cura del Tercer Mundo viviese como vivía el pueblo. Y a partir de esa inserción trabajase para transformar este Tercer Mundo en un mundo sin injusticias”.110 En 1969, el MSTM elabora un documento llamado “Coincidencias Básicas del Movimiento”, que definirá sus líneas fundamentales: el reconocimiento de una “realidad innegable de países que se encuentran bajo un sistema de opresión”, la necesidad de un “proceso de liberación que exige un cambio rápido y radical de todas sus estructuras” y de una “nueva toma de posición” en solidaridad y al servicio de los pueblos del tercer mundo, convencidos que la liberación la harán “los pueblos pobres y los pobres de los pueblos”.111 Catena había sido Secretario General de este Movimiento y Mujica uno de sus referentes. “Nosotros, los hombres de iglesia que hemos contraído la enorme responsabilidad de ser los portavoces del mensaje de Cristo hasta las últimas consecuencias, debemos ser fieles al llamado del Señor y del magisterio: hoy más que nunca nos exigen asumir la defensa de todos los seres humanos pisoteados en su dignidad; pero, sobre todo, como lo recalca el Documento de Justicia del sínodo de Obispos, de los más pobres y oprimidos”.112
Eran tiempos de intensa lucha y movilización popular, de sueños por un país y un mundo más justo y humano. “Los cristianos estamos llamados a dar testimonio de la verdad, y a la lucha con todas nuestras fuerzas contra la injusticia, aunque esto traiga, como consecuencia, la cárcel, las torturas, el secuestro y eventualmente la muerte.”113 Años más tarde, la Triple A asesinaría a Mugica, luego sería el turno de Angelelli y otros sacerdotes tercermundistas. Era el comienzo de una larga noche.
Murgas paridas al calor de los 90´
Estas historias de murgas demuestran que pese a las dictaduras genocidas y los gobiernos democráticos que le dieron la espalda al pueblo, las nuevas generaciones van retomando lentamente las aspiraciones populares, resignificando las identidades y continuando las obras de lucha y dignidad de sus antecesores. Allí, como afirma Argumedo, podemos reconocer una línea o matriz histórica de carácter popular, en cada una de estas experiencias.
El modelo neoliberal impuesto por la última dictadura genocida, cerró, al mismo tiempo un nuevo ciclo de movilización popular abierto en nuestro país una década y media atrás. Este modelo se profundizó en los 90´, donde el menemismo114 instaló una nueva alianza económica-política con los grandes grupos financieros llevando a cabo disciplinadamente los lineamentos expresados en el Consenso de Washington: privatización de empresas públicas, flexibilización laboral, vaciamiento del sistema previsional, liberalización del comercio y achicamiento del Estado. La
década menemista fue la expresión más acabada de este modelo. Al igual que sus pares en América Latina, el gobierno menemista fue responsable de la más impresionante era de depredación extranjera y ganancias al servicio de inversores extranjeros y las multinacionales.
El “fin de la historia y de las ideologías” proclamado por los centros de poder hegemónico a la luz del “derrumbe del socialismo real” intentó negar toda posibilidad de cambio, despolitizar a una nueva generación, desalentar las luchas y desarmar el ideario de los proyectos populares de carácter progresista. El desarrollo de este proceso político y económico no hubiera sido posible sin un proceso paralelo de construcción cultural que legitimara la emergencia del modelo. Sin embargo, hacia mediados y fines de la década, las resistencias populares fueron tomando cuerpo en puebladas, movilizaciones, tomas de colegios, cortes de ruta, ollas populares, escraches y huelgas. Para Worttman, la “sociedad” reaparece con nuevos signos y formas culturales. Con la crisis política del menemismo, del modelo económico que lo sustentaba y “ante la fractura de la hegemonía cultural neoliberal, la sociedad civil comienza a percibirse como algo distinto del mercado y comienzan a emerger nuevas concepciones de la acción social”115
En el campo cultural, un incipiente auge de diversas manifestaciones y producciones “subterráneas” comienzan a resurgir ante la expansión de este modelo cultural hegemónico, actividades donde se aprecia la cercanía corporal y donde los grupos se apropian de “antiguas” tradiciones y las actualizan en el espacio urbano.116 Los jóvenes fueron los protagonistas de estos nuevos colectivos, encontrando en las murgas y otras expresiones culturales, nuevos espacios de participación y actuación social, recuperando el encuentro cara a cara, inaugurando nuevas socialidades y nuevos espacios constructores de identidad que tienen un fuerte impacto en las subjetividades y que reconfiguran el sentido de lo público, lo colectivo y lo político. Frente a los procesos de desocialización y despolitización, frente al debilitamiento de las mediaciones políticas y de los mecanismos de integración social, la creatividad de las prácticas políticas-culturales pudo capitalizar, en parte, la acumulación política de sus generaciones antecesoras retomando (en nuestro caso, desde el arte) el legado de lucha y resistencia popular.


Los tambores siguen sonando


Martí decía que los héroes son “los que pelean para hacer a los pueblos libres, o los que padecen en pobreza y desgracia por defender una gran verdad”117. Son tan héroes los Mugica, los Catena, los Contreras y los Montaldos, como los son los Pochos encarnados en cada uno de estos jóvenes murgueros que, con bombos y banderas en mano, salen a luchar gestando nuevos espacios desde donde encontrarse y ponerle el cuerpo a los desalojos, la discriminación, las inundaciones y los asesinatos. Los héroes a diferencia de los criminales –aquellos que “pelean por la ambición, por hacer esclavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pueblo sus tierras”118- se rebelan y liberan junto a los pueblos buscando la justicia, la libertad y la igualdad. Pero “los pueblos no se rebelan contra las causas naturales de su malestar, sino contra las que nacen de algún desequilibrio o injusticia”119, luchan y sueñan por un mundo donde “los más infelices sean los más privilegiados"120. Saben que la felicidad “se alcanza infaliblemente en las sociedades civiles, cuando ellas están fundadas sobre las bases de la justicia, de la libertad y de la igualdad”.121
Los 90´ han intentado esterilizar las resistencias populares, pero los jóvenes fueron encontrando en los Guardianes, los Trapos, Cristo Obrero y los Gloriosos, aquellos saberes culturales y patrimoniales de los sectores populares. Fueron aprendiendo en las murgas valores y formas organizativas basadas en la solidaridad, el comunitarismo y la reciprocidad. Fueron probando el amor poniéndose de pie y preguntándose “¿cómo somos?”.122 Con espíritu generoso, los murgueros fueron transmitiendo múltiples saberes y desde los márgenes fueron gestando nuevos espacios de socialización política. La murga pone en práctica la ley de leyes, el principio de la igualdad, constituyéndose en un lugar para todos y todas. Una igualdad en términos inclusivos. Allí, contrastando con valores 
individualistas y elitistas, el alma emana, igual y eterna, de los cuerpos diversos en forma y en color.123 Diferentes, mestizos, se reconocen iguales en su humanidad, “más que blancos, más que mulatos, más que negros”.124
El espíritu asambleario es uno de los elementos distintivos de estas experiencias. La participación de todos y cada uno de sus miembros, sin distinción de edad, clase, género, se acerca a los mecanismos de democracia directa o cabildeana de Artigas. Los murgueros comienzan a recuperar la militancia, “que es el concebir la vida como un proceso de lucha, pero una lucha alegre, una lucha que al mismo tiempo festeja, que cree que es posible la transformación”125. Tal como afirma Dri gran parte de la victoria del neoliberalismo fue posible porque pudo liquidar la esperanza. Pero el pueblo, una vez más demostró que “nunca hay derrotas completas ni victorias completas”126. Una lucha sin alegría es una lucha perdida, cantan los Guardianes. Como decía Jauretche, “el arte de nuestros enemigos es desmoralizar, entristecer a los pueblos. Los pueblos deprimidos no vencen. Por eso venimos a combatir por el país alegremente. Nada grande se puede hacer con la tristeza”.
Luego de un período de repliegue y desconcierto de los sectores subalternos, una vez más con el avance neoliberal de los 90´, se produce un fenómeno de retorno a las raíces, de recuperación de acervos culturales ancestrales, elaborando respuestas colectivas y gestando experiencias de asociación basadas en valores de solidaridad y cooperación que permiten reconstituir los lazos sociales desgarrados.127 Son esas otras ideas que, al decir de Argumedo, se fueron procesando a lo largo de la historia, otras ideas que se van elaborando en el imaginario de las clases subordinadas.
Estos jóvenes, a quienes el sistema le tiene reservado medidas asistenciales, empleos circunstanciales de baja calificación y políticas abiertas o encubiertas de control policial, muchos de ellos “marginados estructurales” o “población sobrante” del neoliberalismo128 que reemplazó el terrorismo de estado por el terrorismo económico,129 ponen en práctica la autogestión y la participación democrática de sus miembros haciendo de ello una experiencia cotidiana. Todos enseñan y todos aprenden.
Bailan y rinden homenaje a los negros esclavos, aquellos “desalmados”130 que en días de carnaval utilizaban galera y levita para burlarse del patrón. Aquellos negros llegados a nuestras tierras en los siglos XV y XVI, mano de obra de los colonos europeos, protagonistas de las luchas independentistas, usados como línea de fuego en la Guerra de la Triple Alianza, donde, como dice Galeano, Brasil, Argentina y Uruguay tuvieron a su cargo el genocidio.131 Pardos y morenos que integraban en el 1800 las formaciones milicianas durante las invasiones inglesas, negros libertos que integraban el ejército del norte sanmartiniano. Según Argumedo, en época de dominio colonial, los negros, junto a las culturas indianas, constituyeron un aporte fundamental en la conformación popular americana.132 En el último cuarto del siglo XVIII, los negros eran población mayoritaria en provincias tales como Santiago del Estero, Catamarca, Salta, Córdoba y Tucumán; pero prontamente fueron las víctimas de la primera de las cuatro grandes masacres de nuestra historia argentina.133 Las condiciones denigrantes de explotación durante más de tres siglos, el enrolamiento militar en las sucesivas guerras y enfrentamientos del siglo XIX, la guerra del Paraguay (1865-1870) y la epidemia de fiebre amarilla de 1871, son algunas de las causas del lento exterminio de la población negra.
La murga, manifestación popular con orígenes en los festejos de carnaval, recupera el legado de la resistencia de los esclavos negros, de sus danzas, cantos y tambores, de sus candombes en los barrios, de sus entierros de carnaval. Como en el mítico reino independiente de los Palmares, “los dioses africanos continuaban vivos entres los esclavos de América como vivas continuaban, alimentadas por las nostalgias, las leyendas y los mitos de las patrias perdidas”.134 Celebrarán el carnaval como fiesta de la alegría rebelde. Será luego la fiesta del pueblo mestizo. Los elementos del carnaval europeo se amalgamarán con celebraciones, rituales de reciprocidad y danzas originarias, como el Kintukuy135, el Pawkar Raymi136, la Uchuchina137 o la
Kalusturinda138. Carnaval indígena, carnaval andino, celebración de la fertilidad y la buena cosecha. Escenario para representar la identidad, escenificar la lucha contra el invasor y reencontrarse con los ancestros. Para challar el camino, para sembrar la esperanza. Desde abajo, los muertos florecen la pachamama, dice Galeano. Desde abajo, aparecen las wiphala, símbolo de la lucha y la resistencia andina, símbolo de la unidad e igualdad de los pueblos oprimidos.
La murga que llega a nuestras tierras con las primeras oleadas de inmigrantes, se encontrará con las expresiones morenas, con el circo criollo y el tango. Es la murga orillera que tomará el bombo, bumba congoleño, símbolo de la cultura popular, de la sátira política y del carnaval. La gente de barrio tomará la murga y la barra de la esquina saldrá a la calle a cantar coplas picarescas, surgiendo, hacia el primer cuarto de siglo XX, cientos de expresiones murgueras. El golpe de Uriburu en el 30´ provocará el repliegue de las murgas en los barrios, pero encontrarán en las esquinas, bares y clubes, los nuevos lugares que reforzarán el sentimiento barrial y comunitario.139 Los bombos y las murgas encabezarán, en el 45´, las columnas de “cabecitas negras” que inundarán la Plaza de Mayo, ensayando una marchita con cánticos de hinchada futbolera y ritmo murguero.140 “Eran “los negros”, venían desde el norte portando sus tradiciones y una versión de la historia que cuestionaba el relato de las clases dominantes”.141 Eran los negros, la “raza inferior”, concepto que, coincidiendo con Mariátegui, “sirvió al Occidente blanco para su obra de expansión y conquista”.142
Las murgas ocuparán una y otra vez el espacio público, estarán allí, a pesar de las censuras y prohibiciones.143 En los 90´ reaparecerán y se multiplicarán en diversos rincones del país. Las formas organizativas que asumirán, la participación y convivencia de diversos sectores sociales, el lugar protagónico de los jóvenes y las mujeres, la utilización y resignificación de ciertos elementos cargados de fuerte simbolismo popular y la ocupación del espacio público, mostrarán la persistencia de ciertos patrimonios culturales de larga tradición y darán cuenta de las continuidades de esas otras ideas que conforman la matriz de pensamiento nacional-popular. “La línea histórica nacional-popular se procesa a través de las generaciones, donde los mandatos de resistencia y la aspiraciones de autonomía, justicia y libertad, las memorias de grandes rebeldías, van transmitiéndose de padres a hijos, de abuelos a nietos, alimentando ese bagaje de otras ideas”.144 Paradójicamente, serán los jóvenes, los excluidos del sistema, los protagonistas de un nuevo tiempo y las murgas serán partícipes de escraches, marchas, piquetes y asambleas.
“En la historia de América Latina, esos períodos de repliegue de las mayorías sociales luego de grandes derrotas, hostigamientos, traiciones o distorsión de sus identidades políticas, suelen dar la imagen de una aceptación sumisa de los proyectos dominantes. Sin embargo, continúa un procesamiento subterráneo de concepciones y resistencias culturales que, como tendencia general, antes o después en el tiempo y según las particularidades de cada país, han vuelto a rearmarse en nuevas propuestas de corte nacional-popular, constituidas tal vez alrededor de otras identidades y otros proyectos políticos pero que reconocen sus raíces en las experiencias históricas precedentes”.145 Los jóvenes murgueros parecieran comprender que “en períodos de marcada atomización y repliegue, la reconstrucción del entramado de relaciones obliga a una gran flexibilidad y a la profundización de esos diálogos que permitan ir encontrando los puntos de unidad”.146
En la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001, “los de arriba” pretendieron asesinar los sueños que comenzaban, una vez más, a despertar y florecer desde abajo, experiencias de protagonismo popular que se multiplicaban en cientos de rincones del país. “Es que las masas populares quieren que la gobiernen bien; pero si el gobierno le lastima, se lo sacude y gobierna ella”, decía, un poco más de un siglo atrás, José Martí.147 No pudieron. Quizás, porque como dice Galeano toda memoria es subversiva y “en la historia de los hombres cada acto de destrucción encuentra su respuesta, tarde o temprano, en un acto de creación”.148
No mataron a los curas como Mugica, ni tampoco a las hormigas como Pocho, ni a los sueños rebeldes de un pueblo decidido a liberarse. “Dennos al menos para resucitar todo el tiempo que nos dieron para morir. ¡Pero no necesitamos tanto!” 149 Los Mugica y los Pochos son, como dice Galeano, héroes que el tiempo se ocupará de rescatar de las derrotas. El tiempo y las murgas. Ya verán…




Unquillo, mayo de 2010


NOTAS


1 Mugica, Carlos. http://www.elortiba.org
2 Mangione, Mónica. El Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. 2001. Kolektivo Editorial “Último Recurso”. Rosario (Santa Fe) http://www.elortiba.org/pdf/Mangione_MST.pdf
3 Manifiesto de los Obispos del Tercer Mundo. Punto Final Nº44. 19/12/67. Chile. http://www.elortiba.org/ponce.html
4 Mangione, 2001. Ya citado.
5 Argumedo,Alcira. Los silencios y las voces en América Latina. Ediciones del Pensamiento Nacional. Buenos Aires 2006. Pág.50.
6 “La solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Sus realizadores deben ser los propios indios”. Mariátegui, José Carlos. Fundación Biblioteca Ayacucho. Venezuela 2007. http://lijuc.byethost16.com/libros/7ensayos.pdf
7 Mugica, Carlos. Un cura se confiesa. Entrevista Revista Siete Días, 1972. Fuente: www.elhistoriador.com.ar
8 Martí, José. Nuestra América. Biblioteca Ayacucho. Venezuela 2005. http://www.bibliotecayacucho.gob.ve/fba/index.php
9 Ídem.
10 Ídem.
11 Argumedo, 2006. Ya citado.
12 Mugica, Carlos. La iglesia y el peronismo. 1973. http://www.elortiba.org/memoria.html
13 Ídem.
14 Mangione, 2001. Ya citado.
15 Agustín Tosco. Algunos conceptos y definiciones. http://www.elortiba.org/tosco.html
16 Los Guardianes de Mugica de la Villa 31: Una murga contra viento y marea. www.clarín.com. 13/03/2003
17 "Somos una murga de la Villa 31 y lo cantamos con orgullo". 2009. http://sostenganquenacemos.blogspot.com
18 Ídem.
19 Los Guardianes de Mugica de la Villa 31: Una murga contra viento y marea. www.clarín.com. 13/03/2003
20 Ídem
21 Los Guardianes de Mugica. Al ritmo del compromiso solidario. 10/2/2004. http://www.solesdigital.com.ar
22 Ídem.
23 Los Guardianes de Mugica de la Villa 31: Una murga contra viento y marea. www.clarín.com. 13/03/2003
24 "Somos una murga de la Villa 31 y lo cantamos con orgullo". 2009. http://sostenganquenacemos.blogspot.com
25 Argumedo, 2006:55. Ya citado.
26 Argumedo y Nacci. Los ecos de la historia. OSAL. Nº 18. CLACSO. 2006.
27 “Elecciones porteñas. Macri: La villa 31 no es un lugar adecuado para vivir”. 21/08/2003. http://www.terra.com.ar
28 “Macri relanzó su campaña con la seguridad como hit”. Página 12. 13/04/2007
29 “Sentir que setenta años no es nada”. Revista virtual Libertadnoduerme. 12/03/2008. http://libertadnoduerme.blogspot.com
30 Ídem.
31 Declaración sobre desalojos. Centro Comunitario Comedor Los Pibes. 25/07/2007. http://centrocomunitariolospibes.blogspot.com
32 “El compromiso con la vida”. Haciendo Barrio. Publicación de la Asociación Civil Madre Tierra. Mayo-Junio 2008. http://www.madretierra.org.ar
33 Martí, 2005:372. Ya citado.
34 “Iglesia y compromiso social: el desafío de construir la Iglesia de los pobres (II parte)”. Entrevista a Edgardo Montaldo. 17/09/2004. www.enredando.org.ar
35 “El compromiso con la vida”. Haciendo Barrio. Publicación de la Asociación Civil Madre Tierra. Mayo-Junio 2008. http://www.madretierra.org.ar
36 “Iglesia y compromiso social: el desafío de construir la Iglesia de los pobres (II parte)”. Entrevista a Edgardo Montaldo. 17/09/2004. www.enredando.org.ar
37 Ídem.
38 Ídem.
39 Ídem.
40 Reyes García, Judith. “En torno a Paulo Freire. Aspectos filosóficos de su pensamiento y aportes a la reflexión de raíz latinoamericana”. Universidad Católica de Chile. 1995.
41 “La historia de Pocho Lepratti. El Ángel de la Bicicleta.”. Revista La Pulseada Nº 33. Agosto 2005. http://www.lapulseada.com.ar
42 Ídem.
43 “Iglesia y compromiso social: el desafío de construir la Iglesia de los pobres (II parte)”. Entrevista a Edgardo Montaldo. 17/09/2004. www.enredando.org.ar
44 Ídem.
45 “El carnaval de Ludueña (1º Parte). Resistir en la alegría”. 23/02/2007. www.enredando.org.ar
46 Ídem.
47 Ídem.
48 Ídem.
49 Ídem.
50 Ídem.
51 Ídem.
52 “Un hombre sinónimo de lucha”. Diario Los Andes. Mendoza. 24/08/2008. www.losandes.com.ar
53 Ídem.
54 Ídem.
55 “El padre Contreras, “Doctor Honoris Causa” de la UNCuyo”. 06/11/2007. http://www.mdzol.com
56 La UNCuyo doctoró al cura Jorge Contreras. Mendoza.edu.ar. 07/11/2007. http://weblog.mendoza.edu.ar
57 “Contreras, ese Jesucito”. 22/12/2006. Diario Jornada. Mendoza. www.earchivo.mendoza.gov.ar
58 “Camilo Torres Restrepo”. http://www.filosofia.org
59 “De los dolores nacen grandes propuestas”. Entrevista a Chicho Vargas. Quito (Ecuador). 07/10/2007. www.elcomercio.com
60 Gordillo y Cortese. “Las murgas en Mendoza”. Universidad Nacional de Cuyo. www.murga.mendoza.edu.ar
61 “Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas”. Martí, 2005:34. Ya citado.
62 “De los dolores nacen grandes propuestas”. Entrevista a Chicho Vargas. Quito (Ecuador). 07/10/2007. www.elcomercio.com
63 Ídem.
64 Ídem.
65 Ídem.
66 Ídem.
67 Gordillo y Cortese. “Las murgas en Mendoza”. Universidad Nacional de Cuyo. www.murga.mendoza.edu.ar
68 Ídem.
69 Entrevista vía mail realizada a Murga Los Gloriosos. 03/03/2010.
70 Ídem.
71 “Murgas, esos artistas barriales”. 29/12/2008. Diario Los Andes. Mendoza. www.losandes.com.ar
72 Entrevista vía mail realizada a Murga Los Gloriosos. 03/03/2010.
73 Gordillo y Cortese. “Las murgas en Mendoza”. Universidad Nacional de Cuyo. www.murga.mendoza.edu.ar
74 Entrevista vía mail realizada a Murga Los Gloriosos. 03/03/2010.
75 “Murgas, esos artistas barriales”. . 29/12/2008. Diario Los Andes. Mendoza. www.losandes.com.ar
76 Gordillo y Cortese. “Las murgas en Mendoza”. Universidad Nacional de Cuyo. www.murga.mendoza.edu.ar
77 Ídem.
78 Ídem.
79 “De los dolores nacen grandes propuestas”. Entrevista a Chicho Vargas. Quito (Ecuador). 07/10/2007. www.elcomercio.com
80 Ídem
81 Gordillo y Cortese. “Las murgas en Mendoza”. Universidad Nacional de Cuyo. Ww
w.murga.mendoza.edu.ar
82 Galeano, Eduardo. “Las Venas Abiertas de América Latina”. Ediciones La Cueva.
83 “Camilo Torres Restrepo”. http://www.filosofia.org
84 “Padre Osvaldo Catena”. www.sanantoniodepadua.org
85 “Henri Groues (Abate Pierre)”. http://es.wikipedia.org
86 “Padre Osvaldo Catena”. www.sanantoniodepadua.org
87 Padre Osvaldo Catena. Grupo Pueblo de Dios. www.grupopueblodedios.org
88 “Padre Osvaldo Catena III Anticipo”. Matecosido Producciones. www.youtube.com
89 Padre Osvaldo Catena. Grupo Pueblo de Dios. www.grupopueblodedios.org
90 Ídem.
91 Ídem.
92 “La Murga Cristo Obrero. A un año de la inundación”. Diario Rosario 12. 29/04/2004
93 Ídem.
94 Martí, 2005:259. Ya citado.
95 Ídem.
96 Hidalgo, Miguel. “Pensamiento político de la emancipación (1790-1825)”. Biblioteca Ayacucho. www.bibliotecayacucho.gob.ve
97 Ídem.
98 Argumedo, 2006:309. Ya citado
99 Fray Servando Teresa de Mier. “Pensamiento político de la emancipación (1790-1825)”. Biblioteca Ayacucho. www.bibliotecayacucho.gob.ve
100 Mariátegui, José Carlos. “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”. www.archivochile.com
101 Ídem.
102 “Fidel e a Religiao. Conversas con Frei Betto”. Editiora Brasiliense.1985. Dri, Rubén. Una sociedad liberada. Revista La Educación en nuestras manos, N° 75, Marzo de 2006.
103 Carlos Mugica. Peronismo y Cristianismo. Editorial Merlin. Buenos Aires. 1973. http://www.elortiba.org
104 Morelos, José María. “Pensamiento político de la emancipación (1790-1825)”. Biblioteca Ayacucho. www.bibliotecayacucho.gob.ve
105 Ídem.
106 Ídem.
107 Ídem.
108 Martí, 2005:155. Ya citado
109 Mugica, Carlos. http://www.elortiba.org
110 Dri, Rubén. Una sociedad liberada. Revista La Educación en nuestras manos, N° 75, Marzo de 2006
111 Mangione, 2001. Ya citado.
112 Ídem.
113 Mugica, Carlos. http://www.elortiba.org
114 Menemismo o década menemista no sólo refiere a la presidencia de Carlos Menem (1989-1999) sino al fenómeno cultural e ideológico promovido durante su mandato cuyas ideas y valores (primacía del interés privado y despolitización de la política, entre otros) se erigió en sentido común dominante durante los 90´.
115 Wortman Ana. Sociedad civil y cultura en la Argentina post crisis, la conformación de una esfera pública paralela.
116 Morel, Hernán. 2005. Murgueros (de)tras del carnaval. Identidad, Patrimonio y Relaciones de poder en el espacio cultural de las murgas. Tesis de Licenciatura. Universidad de Buenos Aires Facultad de Filosofía y Letras Departamento de Ciencias Antropológicas.
117 Martí, 2005. Ya citado.
118 Ídem.
119 Ídem.
120 Artigas, José. Obras selectas. Biblioteca Ayacucho. www.bibliotecayacucho.gob.ve
121 Bolivar, Simón. Discursos y proclamas. Biblioteca Ayacucho. www.bibliotecayacucho.gob.ve
122 Martí, 2005:36-37. Ya citado.
123 Martí, 2005:39-40. Ya citado.
124 Ídem.
125 Dri, 2006. Ya citado.
126 Ídem.
127 Argumedo, 2006:308. Ya citado.
128 Argumedo,2006:305-306. Ya citado.
129 Cien años de soledades. Entrevista con Alcira Argumedo: de 1880 a los tiempos que corren. Revista Alapalabra. Buenos Aires.
130 “Sustentado en la afirmación teológica de que los negros no tenían alma, ya en 1454 el Santo Padre había autorizado la esclavitud de los africanos y ello permitiría a los católicos y más tarde a los protestantes someterlos a condiciones infrahumanas sin ofender a Dios”. Argumedo, 2006:144. Ya citado.
131 Galeano, Eduardo. “Las Venas Abiertas de América Latina”. Ediciones La Cueva.
132 Argumedo, 2006:154. Ya citado.
133 La segunda fue la de los originarios en la Conquista del Desierto, la tercera fue la de los obreros de la Patagonia en 1921 y la cuarta corresponde a la dictadura militar de 1976. “En la línea de fuego Los negros y las políticas de negación”. Revista La Educación en nuestras manos, N° 76, junio de 2006.
134 Galeano, Eduardo. “Las Venas Abiertas de América Latina”. Ediciones La Cueva.
135 Ceremonia andina, dedicada a la Pachamama (madre tierra) el 1º de agosto y a la Yakumama (madre agua) en febrero de carnaval.
136 Es la fiesta de agradecimiento por el florecimiento del maíz.
137 Ritual andino-ecuatoriano que se realiza en tiempo de carnaval. Constituye una de las expresiones más importantes de la reciprocidad entre vecinos y parientes.
138 Fiesta en honor del arco iris, también llamado Atun Puncha o Besknaté (El Gran Día o Día Grande). Es la fiesta de la alegría y la reconciliación.
139 Romero, Coco. “La murga porteña. Historia de un viaje colectivo”. Editorial Atuel. Buenos Aires. 2006.
140 “El origen deportivo y murguero de la marcha peronista”. 04/06/2009. www.agensur.info
141 Argumedo, 2006:161. Ya citado.
142 Mariátegui, José Carlos. “7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”. www.archivochile.com
143 En 1770 los festejos de carnaval fueron prohibidos por el Virrey Vertiz. Volvieron a autorizarse en 1836, durante el gobierno de Rosas, el mismo que volvió a prohibirlos en 1844. En 1880 se prohibió la entrada de comparsas a los salones de festejo. Para ese entonces la población negra había disminuido. Finalmente, la última dictadura militar anula el feriado de carnaval. Romero, 2006. Ya citado.
144 Argumedo,2006:160. Ya citado.
145 Argumedo,2006:65. Ya citado.
146 Argumedo,2006:239. Ya citado.
147 Martí, 2005:33. Ya citado.
148 Galeano, Eduardo. “Las Venas Abiertas de América Latina”. Ediciones La Cueva.
149 Martí, 2005. Ya citado.

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