martes, 14 de febrero de 2012


"Pantera”  – Los Reyes
Con el alma no hay fronteras

Por Jorge Guillermo Tellarini


             Finales de 1999, uno de los Encuentro  de Escuelas Murgueras en San Antonio de Padua:
           - ¡Hola! Buenas tardes, ¿sabés quién es él?
Mi deporte más antiguo es la torpeza, 
en criollo, “meter la pata”. 
Mencioné a uno de los tres únicos nombres de murgueros 
que habían llegado a mis oídos por entonces.  
– ¡No!, responde Corina , es “Pantera”.
-   ¿"Pantera"…? 


Después de la función con la murga Los Piojos Bochincheros de Cuatreros,  Dani dijo que los colores le recordaban a Los Curdelas y venía a decirnos cómo le habíamos emocionado. No sé qué vio Pantera aquel día pero los años transcurridos me han enseñado y hecho vivir en carne propia muchas de sus apreciaciones y  han demostrado cierta videncia en él,  con el poder de anticiparse en algunos aconteceres murgueros. Y, por sobre todas las cosas, su gran y noble corazón.

Desde aquel momento comenzó una devota amistad. Inmediatamente comencé a ir a la remisería, al programa de radio y a los ensayos de Los Reyes.  Daniel, Corina y Alexis y Agustina - dos de los hijos de Dani -, vinieron a Bahía e hicimos función con la murga Pasión Portuaria, de otro de nuestros talleres municipales, en la Fiesta Nacional del Camarón y el Langostino en Ingeniero White. Coincidentemente, estaba en la ciudad el Circo Ralluí, que se destaca por ser de una estética de antaño, y con el cual trocamos función de circo por función nuestra para sus artistas.

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Yo ya era “director” y sabía un granito de arena en un médano de murga. Nada.  Venía del palo del teatro y otras cosas y sentía que Los Reyes eran el último suspiro de una  murga tan lejana y verdadera,  profundamente emotiva y se me hacía difícil de enseñar.  Toda la técnica era lo más fácil pero lo difícil es transmitir el espíritu. Mi búsqueda deambuló por todos los rincones que se me permitieran y me brindara el destino. Compramos surdos y redoblantes, tiramos fuego, toqué el bombo desde los zancos,  ensayamos coreografías, copiábamos a lo loco. Ensayé con Los Gambetas y Los Cometas. Todavía me esperanzaba en otras cosas producto de esta nueva ola contemporánea. ¿Cómo enseñar lo de los Reyes? Puro espíritu.

Daniel nos invitó a Saavedra y fuimos a parar como cuarenta de nosotros  a la casa de Alejandra, la mamá de los hijos de Dani, en el mismísimo Barrio Mitre. Sacamos las mesas a la calle para comer y se sumaron varios de los locales a la guerra carnavalera de agua en la plaza. Tuvimos la experiencia de vivir nuestros primeros corsos porteños y el honor de presentarnos por primera vez, con respeto y  muy buena respuesta del público, en los corsos del murguerísimo barrio de Saavedra. Se comenzó a germinar una entrañable amistad entre integrantes de ambas murgas.

En un encuentro en Mar del Plata nos hicimos amigos de Fabián Pallero, Marisol y de los chicos de Las Flores y Saladillo, también amigos de Los Reyes, con los que comenzamos un circuito de encuentros todos los años. Esto nos relacionó aún mas y por sobre todas las cosas a los chicos de nuestro Centro Murga Vía Libre. Ya no era yo solo sino todos aprendiendo y haciendo.  Mientras Fabi bajaba y mezclaba cosas, rumbita o baile de Los Reyes, nosotros también. Cantamos casi tantas canciones de Los Reyes como nuestras con igual sentimiento. ¡En todos lados cantan sus canciones! Y se fue marcando una impronta en el territorio.






Los Reyes vinieron siempre a nuestros Encuentros, a los de Las Flores y Saladillo también.   Nosotros, viajamos cada tanto más de cincuenta personas en tren a los corsos porteños y otras veces en grupos menores por cuenta propia. Nos han dado el raro y privilegiado honor de invitarnos a lucir sus trajes y salir con ellos a función. Los Reyes son cien, doscientos o trescientos pero sólo poco más de una docena de ellos tienen la oportunidad de subir al escenario; a nosotros nos han dado el honor de subir y cantar con ellos. Todos dicen: ¡Ah! Bahía… Tendría que ir.” Dani viene. Dani va y siembra. Por supuesto tiene a Corina, como yo a la Colo, que nos cuidan. Y ellos ahora hacen toda la movida con Kiara.

¡Que sensación aquella noche! ¡Cómo fueron armando el mágico ritual, Los Reyes en Avenida de Mayo!   “Los Reyes tienen mística”. Y esa actuación que acompañamos para el Jurado en Villa Urquiza y en los encuentros y todas las demás. Los viajes a Fiske Menuco (Gral. Roca) fueron una importante huella justo cuando el sur se despertaba en el estilo porteño. 

¡Y bueno! En cuanto a nuestros encuentros, ya el sexto realizado coronó definitivamente los afectos. Y nos vincularon a otras murgas y la nuestra y todos crecimos abruptamente y somos un punto clave en esta construcción de la murga argentina.


Nuestros padrinos, Los Reyes del Movimiento de Saavedra, nos abrieron la puerta a la gloria. Sí, esa deuda merecía ser agradecida. ¿Qué mejor que ganarnos frente a ellos en Mar del Plata la “Medalla de Oro” en el primer año del área Murga en los Juegos Bonaerenses y después mención a “Mejor Cantante Solista” y “Mejor Prosista”?

¿Qué vio Dani el día aquel de 1999?  Sembró, regó y obtuvo la flor más linda, “mi murga”. Para nosotros, para otros, también otras y no sólo un estilo sino un sentimiento. Pero sobre todo en murga argentina de estilo porteño, para la historia.





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