lunes, 1 de octubre de 2007

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Narra Alfredo: “…Eso que algunos llaman "brain storming" y otros sinergía es lo que se desencadena cuando se intercambian recuerdos, en este caso carnavaleros. Es cierto… ¡Me había olvidado del tiznar corchos para pintarse la cara .Y de los coloretes y los lunares! Así como no me acuerdo de las levitas (al menos repito en mi entorno murguero de los 50). Me acuerdo que se usaba mucho el turbante tipo árabe, el turbante tipo sultán. El Zorro estaba de moda y las calaveras. Había muchas máscaras sueltas. Existía "Casa Lamota” (donde se viste Carlota…) que vendía disfraces tipo. En la revista Billiken aparecían los avisos de esos disfraces, y se los mandaba al interior contra reembolso. “Casa Lamota” estaba en Paraná y Bartolomé Mitre (donde hay hay un estacionamiento). Y con ciertas limitaciones. Incluso era obligación sacar permiso en la Comisaría y ciertos disfraces no estaban permitidos. terminar en la Comisaría era algo común. En ese entonces se le decía "mariquitas "no eran tiempos del orgullo lésbico- gay. Y los “mariquitas” solían salir disfrazados de mujeres rumberas tipo Carmen Miranda. Bueno en algún corso terminaban en cana.... También aparecían mucho las maracas y los bongoes. Y las matracas. Me recuerdo de unas matracas gigantes que hacían un ruido infernal. En materia de sombreros aparecían los "ranchos" pintados. Mi director y su sobrino mascota usaban uno. Y también se usaban y mucho los bastones. Ahora pensándolo a la distancia es claro que se usaban cosas que se usaban en lo cotidiano. Se me hace que hay que seguir estudiando pero por razones de "biodegrabilidad", debemos empezar por los ancianos murgueros. Habrá que andar por los geriátricos (incluso dando serenatas murgueras por allí....) y con grabador o cámara en mano preguntarles a los abuelos cosas de sus carnavales. Y leer los diarios de época. Sí, eso de las patadas, suena a interpretación, tal vez tomada de la capoeira o un arte parecido
cubano. Lo concreto es que es un aporte de la negritud. Algunos dicen que usaban los fracs de sus amos o patrones dados vuelta. Otros que los confeccionaban con sus colores preferidos. Eso se remonta a la época de Rosas. La población negra de Buenos Aires era muy numerosa hasta el Censo de 1914. Luego descendió porque hubo mezcla con los inmigrantes europeos. Pero los genes dan vuelta por nuestra sangre. Hay crónicas de fin del siglo XIX, de los lubolos, que eran jóvenes blancos que se pintaban de negro la cara. Da para mucho todo esto del carnaval. Y debe reconocerse el esfuerzo de quienes han intentado reconstruirlo luego del apagón que, insisto, no fue durante el Proceso sino durante su prólogo "la Revolución Argentina", aunque como haya dicho Paulino comenzó con la "Libertadora". Recuerdo que en los cincuenta ya comentaban que los carnavales se estaban "cayendo"... Y en los sesenta, que era mi época de bailes, los carnavales se habían refugiado en los bailes de los grandes clubes tipo Muni, Y. P. F., San Lorenzo, Vélez, El Montañés. Los disfrazados casi ni se veían. Me acuerdo en el carnaval del 69 donde en G.E.B.A. San Martín el Flaco Spinetta cantando "muchacha pechos de miel..." y un grupo sueco, Los Cons Combo, con uno de ellos que se quedó y fundó Markama. Digo esto para marcar tiempos donde el carnaval, al menos por la ciudad, se refugiaba en los bailes de los clubes. En el interior siguió en ciertos lugares y todo el tiempo.”