lunes, 1 de octubre de 2007

[xviii]
Negro Paulino rememora: “…La ropa de rumbero (réplica de la ropa de las orquestas cubanas de música popular de los 50) la he visto en Los Mocosos de Liniers y antiguamente en muchas murgas, y me parece haber visto este año alguno en los Viciosos de Almagro. Con respecto al maquillaje, el que veo generalmente hoy me parece que es una copia del maquillaje de las murgas uruguayas. Antiguamente, los varones (era un ámbito exclusivamente masculino la murga) echaban mano a lo que tenían en casa, que eran las pinturas de sus mujeres, de sus hermanas... Pintura de labios, de ojos, rubores... A veces un lunar pintado en la mejilla, labios rojos, párpados de un azul profundo... Y un aro grande, de los colgantes. He visto pelucas (en esa época pre-hippie, era impensable el pelo largo) hechas con cerdas de cola de caballo. La pegaban por dentro de la galera al borde y la cerda caía sobre los hombros.Se veía entonces una cabeza de rasgos masculinos (tal vez con barba crecida) pintado a la manera de las mujeres, rodeado de esa falsa peluca de cerdas, rematando la figura la galera decorada con espejitos, bordeados de marabú... plumas… Con respecto al candado y la llave, eran dos fantasías (como los dados, globos…) que iban al final del desfile, "cerrando" el paso de la murga. No había banderas, salvo la nacional. Las fantasías tenían un sentido práctico y artístico a la vez. Iban adelante del estandarte, generalmente los abanicos. Se hacía piruetas con ellos, con el objetivo de abrirle el paso a la murga en medio de la multitud. No se abría el paso con la policía. Lo hacía la murga artísticamente. Repartidas las otras fantasías al medio y al final del desfile. Cerrando, el candado y la llave que iban jugando entre ellos (…) Estuve contando lo que vi del 50' al 60' y en el barrio de Villa Urquiza…”